miércoles, 9 de julio de 2008

LAS BANQUETAS DE LA PAZ

Ya estuvo bueno de política, dice un amable lector de este blog. Yo digo que tiene razón. Hablemos de banquetas.
Cuando llegué -adolescente- a La Paz a estudiar preparatoria, -entre otras , viví con la familia Ahumada Navarro- el profesor Jerónimo Ahumada de humor cáustico y ocurrente, cada vez que veía al peatón caminando fuera de las banquetas les soltaba un: - ¡pareces de cachanía!- En efecto, en Santa Rosalía, después de la quiebra de El Boleo, el pueblo se vino abajo y se notaba en las banquetas: desorganizadas, destrozadas; una mas altas otras mas anchas; en otra cuadra ausentes; unas empedradas, otras de tierra apisonada; las escasas banquetas que permanecían
estaban en muy mal estado de tal manera que el deambulante prefería torear vehículos, la intemperie, la calle.


Nótese que aquí, la propiedad se extiende hasta
la zona donde debería haber una banqueta. Aun-
que quisieran ponerla, no podrían.

En La Paz, hace tiempo sucede lo mismo. Hay extensos trechos de la ciudad donde es preferible caminar por la calle, lo mas pegado posible a la guarnición

En este fraccionamiento las banquetas están bien
organizadas pero algun vecino que tiene una
lancha con pretenciones que sobrepasan a la
casa de interés social, ha obstruido el paso
Algo tienen las banquetas, algo nos dicen. Es un lenguaje urbano altisonante, inespecífico y misterioso. Si los drenajes, tuberías y galerías subterráneas insospechadas son también reveladoras, las banquetas son el lenguaje de la superficie que reflejan, sobre todo, el aprecio que los ciudadanos tienen por su espacio vital.

Aquí faltan las banquetas, a lo lejos se ve un
puesto de mariscos que invade la zona don-
de debería estar la banqueta

Al principio de los noventas, La Paz tuvo como presidente municipal Antonio Wilson quien al ver que las instalaciones del subsuelo paceño estaban en ruinas, que las aguas negras del centro de la ciudad terminaban en la bahía, emprendió un programa de drenaje en la zona del centro. El Sr. Wilson se encargó de dar a conocer en cuanta tertulia, discurso, conferencia, entrevista y por todos los medios posibles que "su obra estaba enterrada". Reflejaba, seguramente, ese molesto cólico insoportable que siente un político cuando tiene que llevar a cabo una obra que el público

como ajedréz, casillas con banquetas, otras
sin ellas.
no tiene a la vista; que no lo lanzará a la posteridad. Obviamente, el político prefiere las obras de superficie, las que el público observa y solo por eso, da por bien gastado su dinero.
El siguiente presidente municipal de La Paz fue Leonel Cota que se olvidó del drenaje. Fue la pavimentación su obra principal. Wilson quizás tenía pocas ambiciones, era un veterano de la política, la alcaldía era un cierre con broche de oro a su carrera, pronto fallecería; en cambio Lionel brioso, jarioso, hiperactivo, sus ambiciones no tenían techo. El pavimento es mas visual, se tiene presente, sus materiales vienen de PEMEX -empresa siempre dadivosa con el estado-, prolonga la memoria del gobernante bienhechor. El pavimento tiene mucho mas glamour que la banqueta proletaria que es del pobre peatón y no del desdeñoso automovilista, que en esta ciudad somos legión.
Aun así, las banquetas de La Paz, siguen esperando a es@ president@ municipal con ambiciones superlativas que pueda alivianar el banquetaje.
La banqueta marca el carácter de sus habitantes, la eficiencia de sus gobernantes, en fin, el pulso de la ciudad y en ese lenguaje, el de las banquetas paceñas es un galimatías, un caló incomprensible, jerigonza ininteligible

Ignoro si hay una ley de banquetas -supongo que si- respecto a la propiedad, las dimensiones de estas, el estado de su conservación, los materiales, etc.
Como buen ignorante me surgen varias preguntas ¿de quien son las banquetas? ¿pertenecen a la calle o a la casa? ¿de quien depende su conservación?
Por lo visto esta propiedad es algo confuso.

Aquí, solo hay la mitad, el corte, como se ve, no
es muy geométrico. El teodolito no fue un
intrumento usado para cortar la banqueta

Las banquetas de La Paz son diferentes -hay de todo tipo, cuando hay-, el deambulante tiene que subir unas, bajar otras, en otras no hay; unas son anchas, otras delgadas; otras son de adoquin, otras de cemento; la uniformidad es la excepción.

Es una escena común en la ciudad: la banqueta
como depósito de materiales de construcción
Hay ciudades en donde, al menos, en el centro -las zonas turísticas, comerciales, de edificios gubernamentales- se logra cierta homogeneidad. En La Paz, quizás los administradores de la ciudad, como siempre son políticos con ambiciones, quizás han detectado que arreglar banquetas no redunda en beneficios, a la hora de pujar por el siguiente cargo en la lista ascendente de las ambiciones.

Hay banquetas que son verdaderas trampas para los tobillos -y delicias de los ortopedistas-, quizás no para el jovenazo ágil, veloz, diligente pero si para el anciano, el enfermo, el invidente, o simplemente el zuato distraído que no detecta las ondulaciones del terreno, esos largos y sinuosos caminos y requiere de terreno liso para su desplazamiento.
Sería bueno colarle a Rosa Delia -nuestra alcalde- por ahí traspapelada, una encuesta marca Mitofsky -por ejemplo- que mencionara al acicalamiento de las banquetas como capaces de producirle un envión propulsivo fenomenal hacia el 2012. Quizás, así algún día nuestra ciudad, con un poco de eso que llaman "voluntad política" de los administradores de la ciudad y un mucho de cooperación ciudadana, podamos darle a nuestra ciudad un poco de cariño de los dientes pa´dentro.


sábado, 5 de julio de 2008

AQUI ESTAMOS II

Como en todo el país, el PRI daba muestras de agotamiento, lo mismo sucedía con la clase política sudca creada en los 40's y que en los 70´s toma el poder en BCS. Los últimos gobiernos habían sido desastrosos y aunque siempre se cubrieron con el limpio manto de la sudcalifonidad, nuestra clase política difícilmente podría quitarse su fama depredadora.; aunque se llamaban a si mismos "sudcalifornianos bien nacidos", su ostensible riqueza y buen vivir laceraba -quizás de envidia- a la mayoría de sudcalifornianos, que como en todo el país, tienen problemas para llegar a la quincena.

De esta manera el PRI llegaba extenuado y vacío a la elección del fin de siglo (1999); con demasiados pecados y contricciones, los priistas, sin aparente competencia, se aprestaban a dirimir sus diferencias en una elección interna, abierta al público.
El PAN seguía dividido, el PRD con menos de 10 % de preferencias electorales y los partidos pequeños, en la espera para unirse al carro del posible vencedor. No se avistaban problemas, excepto los internos.

En el PRI, Antonio B. Manríquez, era el favorito. Después de pasar todo el organigrama de los puestos políticos de BCS, a Manríquez "le tocaba" ser gobernador en esa especie de dinastía que había establecido la clase política, pero pronto se inscribiría Leonel Cota Montaño, un exizquierdista redimido en el PRI después participar cuando estudiante en el DF en partidos de corte marxista. Había picado piedra en el municipio de La Paz en donde escaló posiciones tanto en la administración como en laa lides partidarias: el PRI lo convirtió en diputado federal del 94 al 96, de donde se lanzó para presidente municipal de La Paz, posición que tenía cuando propone su candidatura a la primera magistratura de BCS
Para diluir una pelea entre dos, también se lanzó Mario Vargas Aguiar miembro de la nomenclatura priista sudcaliforniana.
La elección sucedió sin demasiados percances. El PRI declara vencedor a Manríquez Guluarte quien le sacó 5% de ventaja a Leonel Cota, sin embargo, apenas estaban gurdando las urnas cuando Leonel Cota desconoce la elección con el pretexto de fraude, "dados cargados" y favoritismo de las autoridades partidarias.

Inmediatamente busca otro partido para que lo nomine candidato, el PRD en recientes manos de antiguos priistas le da asilo y lo lanza a la gubernatura a la que se alía el PT. El cálculo era magistral: si contendiendo en el PRI, Manríquez solo le había ganado con 5% de los votos, tal cantidad la podía conseguir con otro partido en el supuesto que sus compañeros priistas le fueran fieles. Y así sucedió.
El PRI se vió rebasado en la campaña. Leonel Cota supo tocar las fibras mas sensibles de la población que no quería mas raterías y sinvergonzonerías en el gobierno. Cota Montaño prometió vender el avión del gobierno -donde los gobernadores salían de compras a los EU con todo y familia- además de deshacerse de El Caimacito, la casa gubernamental. Promesas que volcaron al populacho en su favor.
Las campañas avanzaron y pronto se vio la debilidad priista y la gran fortaleza que había adquirido el equipo de Leonel Cota. La vieja clase política apenas lo podía creer. El PRI sufre una sangría de la que aun no se repone y como era de esperarse, Manríquez y el PRI pierden por paliza. Igualmente, la presidencia municipal de La Paz, la gana Alfredo Porras que también había abandonado el PRI.

Ya en el gobierno, Leonel Cota abre la competencia comercial cerrada que controlaban los grupos empresariales locales; mejora las arcas gubernamentales mediante la venta de predios, emprende un extenso programa de pavimentación y se muestra como un hábil político que controla medios de comunicación y el acceso al poder; no permite la crítica que le incomoda y mantiene una vigilancia férrea en los mas lejanos colaboradores; en efecto, vende el avión estatal -que le haría mucha falta en una geografía tan intrincada como la sudca-, la casa "del gobernador" la convierte en museo marítimo -hoy en decadencia- y se renta para fiestas particulares -que también le hizo falta-. También la emprende contra la administración de Mercado Romero, su antecesor y acusa de corrupción a varios miembros del gobierno anterior quienes se dicen perseguidos y víctimas de venganzas con sabor personal.

Tocan la cárcel el exgobernador Mercado Romero; el ex secretario general de gobierno, Raúl A. Ortega y la que se lleva la peor parte es la subsecretaria de Finanzas Griselda Uribe, pues mientras los otros llegaron de "entrada por salida" al bote, Griselda se pasó años luchando por su libertad en medio de laberínticos procesos jurídicos.

Los enemigos de Leonel Cota lo acusan de favorecer a sus familiares y de gastar enormes fortunas en carreras de caballos a las que es aficionado desde muy pequeño.

Aun así, la gente percibe como buen gobierno su ejercicio en el poder y prepara su sucesión al tiempo que hace cerradas alianzas con quien será el candidato presidencial del PRD en el 2006, Andrés Manuel López Obrador con quien traba amistad personal. AMLO viaja frecuentemente a Sudcalifornia y es atendido personalmente por "Lionel" -como le llama la población- y se hace íntimo del Peje quien lo nombra -a mano alzada- en varias ocasiones "el mejor gobernador del país". Lionel no termina su periodo pues se une a la campaña de El Peje para posteriormente presidir el PRD al nivel nacional -como se sabe-

Mientras tanto en BCS, el PRD se ha convertido en el partido que hace exactamente lo mismo que el PRI. Mantiene un fuerte control de las lealtades, controla lo medios de comunicación, se mueve entre las corporaciones vestigios del priismo, establece redes de entrega de prebendas a sus electores, compran credenciales en las elecciones y al igual que el antiguo partido de estado, la siguiente candidatura a la gubernatura se juega en una elección interna de donde sale vencedor el candidato oficialista, Narciso Agúndez Montaño sobre Víctor Guluarte y Rodimiro Amaya, antiguos priistas como la mayoría del comité central del PRD y los funcionarios de gobierno. La maquinaria electoral del PRI la posee el PRD y los políticos sudcas están demasiado impregnados por la manera de hacer política del viejo sistema mexicano; así fueron educados y no conciben una manera de hacer política mas que considerando clientes a los electores y súbditos a los ciudadanos.

Desde el 2005, BCS es gobernada por Narciso Agúndez Montaño a quien, desde su campaña electoral se le acusó de ser "el hombre de Leonel", además de primo hermano con lo que arreciaron las acusaciones de nepotismo, parentezco que han negado ambos.

Se mantiene, en la actualidad, la sospecha de un plan transexenal para permanecer en el poder mediante familiares y "hombres de paja" a cargo de la familia Cota Montaño, situación que parece corroborarse con la presidencia municipal de La Paz en manos de Rosa Delia Cota Montaño, hermana de Leonel. Sin embargo, Narciso Agúndez ha dado muestras de cierta independencia de la familia Cota Montaño en varias ocasiones: reconoce como presidente legítimo a Calderón Hinojosa, por ejemplo, además de que se ha deshecho de colaboradores en el gobierno, herencia y lealtades de los Cota Montaño.

Sin competencia electoral ni adversarios de peligro; con "carros completos" en la última elección estatal -que renovó presidencias municipales y congreso estatal- el escollo político mas fuerte que Agúndez Montaño tiene que enfrentar, quizás sea, demostrar que, en efecto, ejerce el poder de manera autónoma; que no ha sido impuesto por una familia y que sus acciones de gobierno no tienen otra finalidad que el progreso de BCS y no el pago de facturas por estar donde está.


martes, 1 de julio de 2008

Y AQUI ESTAMOS I

...y en efecto, aquí estamos con nuestras peculiaridades y nuestros propios problemas que, nosotros mismos habríamos de tratar de solucionar.


En la postrevolución inmediata fue el FUS (Frente de Unificación Sudcaliforniana) que nació en los años cuarentas, alentado por el propio Francisco J. Mújica. Así un grupo de sudcalifornianos se unieron para solicitar a la federación que nos dejaran ser: gobernador civil, nativo y con arraigo fue la petición general, pero también la ampliación de las libertades políticas, mayor representación en el congreso, municipio libre etc. El Dr. Cardoza Carballo fue el primer presidente del Frente, además de Félix Ortega Núñez, Alejandro D. Martínez, Prof. Pablo L. Martínez Márquez , Lic. José María Meza Olmos, Juan González Rubio, y el Ing. Rafael Osuna, entre otros, encabezaron la comisión que se entrevistaría con Manuel Avila Camacho -enemigo de Mújica- secundaba el movimiento el periódico "El Eco de California" y una cauda de agurridos periodistas, mientras en La Paz y cabeceras municipales, las reuniones semiclandestinas se sucedían y se respiraba ambiente conspiratorio. Los sudcas seguían chocando con los gobernadores militares que asignaban del DF que, además se traían una cauda de colaboradores chilangos que, al menos caían gordos al sudca promedio, mucho mas -of course- a los que aspiraban a cargos políticos.
De este clima hostil entre gobierno y sociedad, surge aquella anécdota que muestra la situación: Don Luis Peláez, músico, compositor y miembro del FUS, todas las tardes acompañaba al piano a los tertulianos que solían recalar tarde con noche en el Hotel Perla. Entre trago, botana, conversación y mitote, el filarmónico amenizaba el conjunto. Una vez, pasado -bastantito- de copas se encontraba un licenciado que era el secretario particular del gobernador milico en turno. Don Luis, antes de iniciar una tanda musical, pidió al camarero una cuba. El beodo abogado, entre los humos del alcohol observó la escena y en seguida la emprendió contra el músico: - ¡siempre he dicho que todos los músicos son una bola de borrachos! - exclamó el licenciaduco. A lo que Don Luis respondió con toda la flema de la que es capaz un sudca finisterra: - y.....usted ¿que instrumento toca, licenciado? -


No todo fueron anécdotas ingeniosas ni tersas cuitas ni relaciones aterciopeladas. Diversos actos de represión tocó sufrir a algunos militantes sudcas que fueron severamente contundidod por esbirros de Salinas Leal, por ejemplo (por cierto que, incomprensiblemente hay calles y escuelas con su nombre) y de otros gobernadores militares que tenían una fuente inagotable de golpeadores en el cuartel del H y glorioso Ejército Nacional. El FUS, poco a poco se fue transformando; sus líderes aceptaron puestos políticos en los nuevos gobiernos, el PRI y su muy peculiar forma de hacer política se apoderó se las reivindicaciones sociales, las administró convenientemente y entronizó en el gobierno a los dirigentes del FUS o a sus hijos. Así el FUS se difuminó y surgió una clase política autóctona.


Pero el estire y afloje duró hasta iniciados los años setentas, cuando surgió otro movimiento, reminiscencias del FUS, un poco mas domesticado -sus militantes ya usaban guayaberas- que donominaron "Loreto 70", no quitaba el dedo del renglón del "gobernador nativo y con arraigo". Ya se había formado una élite priista con lo mas granando de la aristocracia paceña que, obviamente, con el giro que se pretendía, se quedarían con el pastel del poder en Baja California Sur.



Para enfriar las cosas, desde el poder federal habían nombrado gobernador a Hugo Cervantes del Río, un hábil político que maniobró de tal manera que, la naciente clase política sudca, lo despidió con honores y lo elevó al altar de los inmortales; el pueblo mondo lo llamó "El Pico de Oro", era un típico político convencedor y convenenciero. Ya en el gobierno de Luis Echeverría, designaron como gobernador a Félix Agramont, un ingeniero agrónomo, oriundo de El Pescadero, que era una chucha cuerera en semillas y forrajes, aunque poco versado en el arte de gobernar. Fue la transición que preparó la conversión a Estado.
La clase política que acechaba el asalto al poder, se preparaba haciendo sus pininos donde el PRI los necesitara, sus hijos, en las aulas de la UNAM y la UDG. En cuanto fue elegida la primera legislatura local que copió la constitución de otros estados y Sudcalifornia se convertía en soberana, el PRI inmediatamente lanzó como candidato a Angel César Mendoza Arámburo, eterno secretario general de los gobernadores fuereños; apagafuegos social, dicharachero y simpaticón, nadie se atrevió a desafiarlo.


A partir de ahí el PRI nombraba a los candidatos y seguros ganadores, Eran los tiempos del carro completo en la que la verdadera elección era la interna: primero se rumoraba quienes eran los mas viables candidatos, después se lanzaban apuestas en los medios de comunicación para finalmente, en el DF, el presidente designaba al candidato que era recibido en el aeropuerto con mariachis, confetis y serpentinas; mantas de los sectores; vivas y vítores; abrazos tronados de guayabera a guayabera; juramentos de lealtad eterna y apoyos irrestrictos.


Así se elegían los gobernadores, con la anuencia y el palomeo del presidente; los diputados, senadores y presidentes municipales, con la anuencia y el palomeo del gobernador y así sucesivamente. Una de las famosas reglas no escritas del PRI.


Un fulano que quería ser diputado, que militaba en uno de los sectores y que creía que tenía todos los merecimientos para ser nombrado candidato del PRI, se esmeró en reunir firmas de sus electores, juntó cerca de dos mil. Con el fajo de rúbricas se acercó al presidente del partido, orgulloso de su popularidad y aceptación. El presidente del PRI, dicen que le dijo: - no te molestes en traer tantas firmas, solo necesitas una...la del patrón.


En este sistema en el que navegó todo el país por casi 70 años, los sudcas también navegamos junto con el partidazo y sus próceres hasta que el PRI empezó a flaquear. El sistema se derrumbaba, el modelo se agotaba. Algunos priistas se fueron a otros partidos y contendieron contra sus antiguos correligionarios, fue el caso de Rufo Velarde que le ganó la presidencia municipal de La Paz al Dr. Carrillo Silva y por poco Crisóforo Salido le gana la gubernatura a Guillermo Mercado. El coloso estaba fatigado...y se le notaba.


Con el paso de Territorio a Estado en 1974, además de la transición de Félix Agramont, han sido gobernadores, además de Angel César Mendoza, un verdadero forjador de BCS, con fama sostenida de honesto; Alberto Alvarado A, un politicazo fogueado en las delegaciones del DF, conocedor de las cañerías del sistema, amiguero y buen bebedor; le siguió Víctor Liceaga Ruibal, que empezó la declinación del PRI con un gobierno caracterizado por escándalos familiares, corruptelas por doquier y movimientos políticos desleales -toda una joyita-; después llegaría al poder Guillermo Mercado Romero quien ausente del gobierno, dejó a sus gandallas colaboradores hacer negocios, además de otras sinvergonzonerías que fueron severamente cuestionadas por el elector y hasta por militantes de su propio partido. Fue demasiado. El PRI no volvería a ganar otra elección en el siglo XX en BCS.



Así llegaron a su fin los gobiernos emanados de la Revolución Mexicana.


En 1999, los priistas se aprestaban a elegir a sus candidatos. Esta vez, el PRI parecía haber aprendido la lección: no habría "candidato de unidad", es decir, impuesto por el presidente y las fuerzas vivas, decidieron por lo tanto, abrir la elección. El PRI apostaba por Antonio B. Manríquez Guluarte, un político disciplinado, priista desde la secundaria -orador prodigio-; adiestrado para ser gobernador; favorito de la clase política que nació con el FUS, con Loreto 70 y de los que siempre habían ganado.


La historia cambiaría...pero será tema de otra entrada

domingo, 29 de junio de 2008

IDENTIDAD SUDCA

Supongo que es una marca indeleble en la que el lugar de nacimiento es importante, pero no tanto ni lo único. La identidad es mas bien un sentido de pertenencia que se logra en cierto nivel de conciencia individual que se cruza con la conciencia colectiva y que deriva de la cultura (entendida como todo aquello que el hombre transforma), es decir, el apego que es producto de un proceso de construcción que podemos hurgar en la historia de las comunidades.

Por lo tanto, necesariamente implica un reconocimiento de la alteridad, del "nosotros frente a los otros"

En Baja California Sur, nuestros indígenas, debido a lo agreste del terreno y el escaso contacto con otras culturas, sobrevivieron a duras penas, tal condición hizo que utilizaran la mayoría de su tiempo en la búsqueda de alimento, abrigo y la satisfacción de necesidades esenciales. Así era difícil que desarrollaran procesos culturales elevados como construcciones, lenguaje escrito, herramientas, cerámica, o arte complejo. Solo sabemos de ciertos ritos funerarios -conciencia de la muerte- desarrollo de armas para cazar, una cosmogonía simple y relaciones sociales tribales.


Las pinturas rupestres encontradas en el norte del estado -a nivel del paralelo 28- no parecen haber sido hechas por estos indios que los jesuitas y viajeros de la época, encontraron. Siguen siendo un enigma.


Los primeros asentamientos duraderos en la Antigua California los iniciaron los jesuitas mas de un siglo después de constantes expediciones exploratorias españolas, especialmente la de Sebastián Vizcaíno. Ya en 1667 se inició la primera misión y una acelerada construcción de misiones de norte a sur. Algunos historiadores han dividido la estancia jesuítica en Baja California en 3 etapas: la 1ª., de exploraciones o apertura, que va de 1697 a 1730; la 2ª., que comprende las sublevaciones de 1730 a 1740, y la 3ª., un período de decadencia de 1740 a 1768, año en que se cumplió la ley de expulsión de los jesuitas.

Monje que viajas con la cruz
Pidió el Guaycura
Monje de la sotana
Misionero, apóstol
Detente y salta la mar
Te necesito
Hace un millón de lunas
que abandonado estoy
Perdido en los caminos
que siguiera mi raza
mis hermano de ayer
llegaron a la tierra prometida
arrastrados por Tláloc y por Quetzalcóatl

Quedaron en Baja California, quienes son nuestros antepasados: burócratas, cobradores de impuestos, algunos oficiales y tropa, mineros, aventureros en busca de tesoros, maestros de oficios, curtidores, albañiles, ebanistas que habían trabajado en las misiones, muchos se convirtieron en rancheros, es decir, habitantes de rancherías cercanas a algún asentamiento mayor en donde vendían los productos del rancho: carne, queso, pieles- seguramente de apellidos Meza, Verdugo, Mayoral, Villavicencio, Peralta, Murillo, Lucero, Avilés, Osuna, Romero, Arce, etc. los apellidos que se repitieron en una endogamia que solo fue rota por extranjeros y continentales ocasionalmente.

Así, la independencia, en 1910 por ejemplo, no tuvo repercusión, o la tuvo mucho tiempo después. De la Reforma, se dice que uno de los grandes hombres de este movimiento político, Ignacio Ramírez, "El Nigromante", recorrió casi anónimo el territorio, quizás, porque el presidente Juárez tenía la intención de pagar con el territorio de Baja California la deuda eterna con los estadounidenses. La Revolución mexicana tuvo escasas repercusiones cuando ya en el centro del país las cosas se habían apaciguado y no pasó de pequeños levantamientos en armas que no llegaron a prosperar.

Con los gobiernos de la Revolución, el PRI y lo que sería el nuevo orden, la península sirvió para exiliar y desaparecer de la escena a figuras políticas poco convenientes el sistema, fue el caso del General Francisco J. Mújica, en lo sucesivo gobernadores militares de la postrevolución eran premiados o exiliados, -según se vea- en el territorio de Baja California Sur
En fin, la insularidad y el aislamiento han sido la tónica de la identidad del Sudcaliforniano, enclaustrado en un semidesierto, rodeado de agua salada y arena, con montañas volcánicas, bosques de mezquites, cactus por todos lados, rios secos y muy poca agua, la vida es un milagro. También es un milagro que el sudcaliforniano se sienta mexicano y acoja con gusto las manifestaciones culturales que vienen del continente, a pesar de que durante mucho tiempo, víveres y fayuca provino de los Estados Unidos.

Los ciudadanos sudcalifornianos se han organizado en diversas ocasiones para solicitar al gobierno federal mayor atención a nuestra condición . Así, en los setentas -apenas en los setentas- el territorio se convirtió en Estado y dejaron de mandarnos del centro gobernadores militares premiados por la postrevolución; se iniciaron las comunicaciones con el continente mediante transbordadores hacia Sinaloa y Sonora y un puente aéreo a la Cd. de México; finalmente se terminó de construir la carretera transpeninsular. Los sudcalifornianos empezamos a conocer los productos mexicanos cuando llegó la CONASUPO. Antes, solo jugábamos beisbol, el futbol casi nadie lo conocía; el futbol entró con el mundial del setenta, igual que la televisión; cultos como el de la Vírgen de Guadalupe, los altares de muertos, son digamos novedosos en Sudcalifornia. No conocíamos la comida con picante, ni muchas de las comidas mexicanas que hoy son parte de la mesa sudcaliforniana.

Sin embargo, nunca ha existido ni siquiera la insinuación de un movimiento separatista o rencor contra la federación.

En los setentas, los intelectuales sudcalifornianos se enfrascaron en una discusión acerca de lo que llamaron "la cortina de cholla": la sudcaliforniedad vista como un rasgo que nos aisla y nos define; que nos ensimisma y nos hace ver el interior o la identidad vista como una condición cambiante, que sale al mundo y se compara y se compromete con la alteridad.

El sudcaliforniano empezaba a romper la "cortina de cholla" para dar paso a un sentimiento de pertenencia mas dúctil e incluyente. El sudcaliforniano salía al mundo, se mezclaba y extasiaba con otros paisajes y entendía el fenómeno que hoy se llama globalización. Lejos de los nacionalismos asfixiantes, obligatorios, "orgullosistas" y puros.

El mestizaje del que hacía referencia al principio ha terminado con el sueño de la pureza; ni somos indios, ni españoles peninsulares; solo mexicanos de acá del -como decían los poetas cholleros "del brazo descarnado de la patria". Nuestros antepasados fueron trabajadores inmigrantes, maistros, soldados, aventureros que creyeron que podían volver a la península ibérica llenos de oro y de blasones. Solo encontraron una tierra estéril, dura y agreste, pero también una patria, un destino, un lugar donde podrían quedarse y desarrollarse ... y se quedaron... y en eso estamos
Todo esto siempre lo han expresado mejor los poetas, en este caso, las poetas, veamos:
Quien
En lánguido ritmo cadencioso se mece en mis brazos
la palmera solitaria, visto de sombra y cobijo
al escorpión
Soy olor de dátil y zumbido de abejas
El deseo dibuja el roce del sigilo de la serpiente en mis arenas
El sol escurre fuego líquido de sus mejillas
y gotea mi piel
Cuando me arrasa el viento envuelvo con furia
los gigantes en flor y en sus espinas prendo mariposas
Las dunas me transforman y nace un horizonte
niño cada día
Un océano erosiona mi contorno y me lame
su espuma
Me reflejo en la piel de la luna y en lo intenso
de la noche abrigo los susurros trashumantes
Vacío mis entrañas y el líquido vital corre como potro
desbocado por mis venas
Vomito esencias primitivas, sal y agua como ave
que alimenta sus crías
Brota el oasis en mi...el desierto.
Leticia Garriga
"A sus libertades alas" 2007




jueves, 19 de junio de 2008

Comondú. Pueblo Blanco

A un comundeño; excelente anestesiólogo y mejor amigo

El pueblo de Comondú subyugó a Fernando Jordán, tanto que le llamó Shan-gri-la, tanto que en el capítulo que dedica a Comondú tuvo que poner un pie de página cuando advirtió que había perdido la objetividad con que se prometió hacer la Biografía de Baja California.
Hoy Comondú solo se conoce en la región por el nombre de uno de los cinco municipios que componen Sudcalifornia, un pueblo blanco de Serrat, que bajo un cielo que a fuerza de no ver nunca el mar se olvidó de llorar. Situado a mas de 200 kms al norte de La Paz, en el oeste pero a unos cuantos kilómetros del Océano Pacífico, Comondu yace en una hondonada compuesto por San José y San Miguel, comunidades de no mas de 200 personas separadas 2 a 3 kilómetros una de otra.
Desde principios del siglo XVIII los jesuitas encontraron este oasis donde recalaban los neófitos, Juan María de Salvatierra, ese santo barón que convencía con indulgencias y promesas eternas a los ricos de Jalisco y Nayarit para que cooperaran con la empresa de cristianizar a los indígenas californios- emprendió el proyecto y ayudado por Juan de Ugarte, persuadieron a un tal Marqués de Villapuente para iniciar la misión en 1708, que tuvo un destino similar a casi todas, el fracaso.
Para 1830 la misión estaba abandonada, mestizos y peninsulares se hicieron de los bienes de la iglesia que regularizaron con laa leyes de reforma que promulgaría Juárez en la segunda mitad del siglo XIX.
Uno de los gobernadores mas folclóricos que tuvo el estado –cuando era territorio- Juan Domínguez Cota, quizás acicateado y entusiasmado por las tesis de Garrido Caníbal, se le ocurrió derribar parte de la misión, para que con la piedra que se extrajera, hacer una escuela, así lo hizo con una de las naves, producto de un ambicioso trabajo de ingeniería jesuita, apenas se aprecia su ubicación. Las viejas familias comundeñas han guardado algunas reliquias como cuadros, trozos de retablos, enseres litúrgicos.
No hay ríos de leche como en el edén de Omar Kayam pero hay vino, la mejor aceituna, grandes aguacates, dátiles, queso de cabra, naranjas en toda estación que solo es una. Suficiente para lo que se ofrezca.
Hoy con 300 a 400 habitantes, Comondú funciona con una precaria economía medieval, donde casi no circula dinero y la autonomía productiva es el signo de este paraíso del que los jóvenes se van en cuanto las hormonas revolotean.
Eso si, médicos pasantes, profesores y otros profesionistas que han tenido que hacer sus pininos en Comondú han salido de ahí, por lo menos haciendo promesas cuando no con un anillo matrimonial y el corazón henchido y alborotado. A mujeres bellas no les gana nadie –lo afirmaba Jordán- y lo confirman su descendencia emigrada en otros lares que, de vez en cuando, regresan a conocer el pueblo blanco de sus abuelos, de los Verdugo, de los Prepulí, los Mayoral, los Meza.




Pueblo Blanco
Por Joan Manuel Serrat

Colgado de un barranco
duerme mi pueblo blanco

bajo un cielo que a fuerza de no ver nunca el mar,

se olvidó de llorar.
Por sus callejas de polvo y piedra


por no pasar, ni pasó la guerra,

sólo el olvido

camina lento bordeando la cañada,

donde no crece una flor

ni trashuma un pastor.
El sacristán ha visto


hacerse viejo al cura,

el cura ha visto al caboy el cabo al sacristán,
y mi pueblo después

vio morir a los tres,

y me pregunto: porqué nacerá gente

si nacer o morir es indiferente.
De la siega a la siembra


se vive en la taberna,

las comadres murmuran

su historia en el umbral,de sus casas de cal.
Y las muchachas hacen bolillos


buscando, ocultas tras los visillos,

a ese hombre joven

que noche a noche forjaron en su mente,

fuerte para ser su señor

y tierno para el amor.
Ellas sueñan con él


y él con irse muy lejos,

de su pueblo y los viejos sueñan morirse en paz,

y morir por morir

quieren morirse al sol,

la boca abierta al calor, como lagartos

medio ocultos tras un sombrero de esparto.
Escapad gente tierna


que esta tierra está enferma,

y no esperéis mañana lo que no te dio ayer,

que no hay nada que hacer.
Toma tu mula, tu hembra y tu arreo,


sigue el camino del pueblo hebreo

y busca otra luna,
tal vez mañana sonría la fortuna
Y si te toca llorar,es mejor frente al mar.
Si yo pudiera unirme

a un vuelo de palomas,
y atravesando lomas
dejar mi pueblo atrás,
juro por lo que fui
que me iría de aquí,
pero los muertos están en cautiverio
y no nos dejan salir del cementerio.

viernes, 13 de junio de 2008

La Revolución en el norte de Baja California Sur

La Baja California Sur era un territorio ignoto -mucho mas que hoy- de tal manera que los grandes episodios históricos que han marcado a México, en estas tierras, apenas si se supo de ellos. La vida colonial transcurrió con el tiempo de las ordenes religiosas que fundaron los pueblos; el movimiento de Independencia apenas fue una noticia escueta; la reforma transcurrió sin sobresaltos o la revolución que convulsionó al país, aquí suscitó levantamientos aislados, como sucedió en el norte de Baja California Sur.



Algunos revolucionarios sonorenses, quizás operarios mineros, en 1913, llegaron de manera clandestina a San Ignacio con el fin de atacar la compañía francesa el Boleo producto de una concesión porfirista con grandes ventajas para dicha compañía. La sobreexplotación obrera era la tónica de la empresa minera, donde empezaron a aparecer proclamas revolucionarias que alertaron a la gerencia de El Boleo, mientras en San Ignacio, los revolucionarios sonorenses´convertían el pueblo en cuartel y ganaban adeptos en los vecinos de la región.


El Boleo que controlaba toda la vida política, económica y social de la región, se armó y contrató guardias, además que era apoyado por ejército y la policía local. Aumentaron la vigilancia en las costas y los caminos, cualquier desconocido era detenido, revisado e interrogado,. mientras que desde las costas de Sonora, por la zona de Bahía de los Ángeles, seguían llegando militantes sonorenses que formaban una guerrilla, después remanantes del ejército constitucionalista liderada por un tal Luis S. Hernández, formaron una tropa que llegó a 150 hombres donde militaban algunos anarquistas provenientes de las luchas mineras que iniciaron la Revolución Mexicana.


El Boleo -en su afán expansionista- había despojado a algunos rancheros de sus tierras, de tal manera que los revolucionarios utilizaron estas amenazas bolerianas para añadir vecinos al movimiento en San Ignacio. En principio, los combatientes fueron recibidos como salvadores y el pueblo se hacía cargo de su avituallamiento.


En octubre de 1913 se efectuó el primer ataque a Santa Rosalía, el resultado de la reyerta dejó 31 muertos y 2 heridos de parte de los rebeldes, 6 muertos y 3 heridos por parte de los soldados y un policía de la gendarmerìa local. Los rebeldes regresaron a San Ignacio a refugiarse, esperando que los obreros de Santa Rosalía efectuaran rebeliones mediante la guía de Manuel F. Montoya -contacto rebelde- pero este fue cañoneado desde un barco atracado en el puerto y muerto junto con Gaspar Vela el 27 de octubre, después las aprehensiones en Santa Rosalía estuvieron a la orden del día.


Mientras, en San Ignacio, en su afán de rehacerse, los rebeldes trataban de ganar mas adeptos a la causa y Luis S Hernández había viajado a Sonora con la promesa de regresar con 200 hombres que aseguraran la victoria sobre Santa Rosalía. Así, el movimiento en San Ignacio quedó a cargo de Pedro Altamirano, originario de ese pueblo. Los ataque se pospusieron una y otra vez; la espera de Hernández con personal y parque se alargó; una disputa por el liderazgo empeoró las cosas entre los rebeldes y durante la primera mitad de 1914 no pudieron organizar ninguna incursión a El Boleo.


Los pobladores de San Ignacio exasperados y molestos con los revolucionarios que nada hacían y había que mantenerlos, empezaron a recelar de sus "salvadores" que finalmente fueron repudiados por los ignacianos que no quisieron saber nada de ellos.


Mientras la compañía El Boleo, por mediación del embajador francés recibió mas ayuda del ejército federal y llegaron a armar hasta los dientes a cerca de 300 defensores del puerto y la empresa. Hernández nunca regresó; los combatientes desaparecieron cuando el pueblo finalmente les negó la ayuda y para junio de 1914 solo permanecía armado Pedro Altamirano y unos cuantos hombres vecinos de San Ignacio que podían ser aplastados fàcilmente por las tropas federales.


Sin embargo, los acontecimientos en el centro del país y el otro movimiento revolucionario que había iniciado Félix Ortega en el sur, hicieron que mediante un pacto con El Boleo, los rebeldes de San Ignacio depusieran las armas el 8 de agosto de 1914.

Un episodio desconocido, investigado y documentado por la maestra Edith González


Fuente:
(Seminario de Historia regional. Estudios de Historia Sudcaliforniana)

miércoles, 11 de junio de 2008

Otro Libro; El Otro México


En 1951 Fernando Jordán publicó "El Otro México", un libro de viajes de un reportero de la revista Impacto. Ya había escrito otros relatos como viajero, su buen olfato periodístico lo llevó a Baja California y desde este Estado emprendió camino hacia el sur. El Otro México se ha convertido en un clásico para los sudcalifornianos y en un hito para los escritores -por su elegante prosa, su capacidad de observación y para introducir al lector en un mundo desconocido- El propio Jordán convertiría su vida en un mito y como todo mito, su figura en la actualidad, discurre entre la realidad y la fantasía.
Y es que Fernando Jordán se quedó a vivir en La Paz y desde aquí, emprendió numerosos viajes por las islas y por las costas del Mar Roxo -como llamó al Golfo de California, Mar de Cortés o Mar Bermejo- y un año antes de morir, ganó un certamen de poesía con Calafia, un poema que los sudcalifornianos nos aprendemos de memoria en la escuela. Murió en La Paz de un tiro en la cabeza, todo parece indicar que se tratóde un suicidio, sin móviles claros, sin motivos aparentes, el mito Jordán -y la natural suspicacia- ha dado pie a numerosas interpretaciones acerca de su muerte-
El viaje se inicia en Ensenada y como se sabe, de Ensenada hacia el sur, la vida empezaba -empieza?- en el Paralerlo 28, donde se inicia Baja California Sur. Por el camino pedregoso, indefinido a veces, con brechas ocasionales, hondos barrancos y médanos de marismas, Jordán va describiendo con un sintético lenguaje cada uno de los pueblos y va así formando un perfil del sudcaliforniano de la época. Faltaban 20 años para que se iniciara la carretera transpeninsular que haría mas cómodos los 1600 km -las mil millas- que van de Ensenada a al final de la tierra.

Después, justo en el año 2000, Federico Campbell, el gran escritor tijuanense escribe "Transpeninsular", una novela en busca de Fernando Jordán y donde se hace las preguntas acerca del extraño personaje que habitó el escritor. Mito y genialidad permanecen en Fernando Jordán y desde luego, el agradecimiento nuestro por haber escrito esta "biografía de Baja California" que ha ayudado a descifrar y tratar de comprender la incógnita de nuestra tierra y del ser sudcaliforniano.