martes, 1 de julio de 2008

Y AQUI ESTAMOS I

...y en efecto, aquí estamos con nuestras peculiaridades y nuestros propios problemas que, nosotros mismos habríamos de tratar de solucionar.


En la postrevolución inmediata fue el FUS (Frente de Unificación Sudcaliforniana) que nació en los años cuarentas, alentado por el propio Francisco J. Mújica. Así un grupo de sudcalifornianos se unieron para solicitar a la federación que nos dejaran ser: gobernador civil, nativo y con arraigo fue la petición general, pero también la ampliación de las libertades políticas, mayor representación en el congreso, municipio libre etc. El Dr. Cardoza Carballo fue el primer presidente del Frente, además de Félix Ortega Núñez, Alejandro D. Martínez, Prof. Pablo L. Martínez Márquez , Lic. José María Meza Olmos, Juan González Rubio, y el Ing. Rafael Osuna, entre otros, encabezaron la comisión que se entrevistaría con Manuel Avila Camacho -enemigo de Mújica- secundaba el movimiento el periódico "El Eco de California" y una cauda de agurridos periodistas, mientras en La Paz y cabeceras municipales, las reuniones semiclandestinas se sucedían y se respiraba ambiente conspiratorio. Los sudcas seguían chocando con los gobernadores militares que asignaban del DF que, además se traían una cauda de colaboradores chilangos que, al menos caían gordos al sudca promedio, mucho mas -of course- a los que aspiraban a cargos políticos.
De este clima hostil entre gobierno y sociedad, surge aquella anécdota que muestra la situación: Don Luis Peláez, músico, compositor y miembro del FUS, todas las tardes acompañaba al piano a los tertulianos que solían recalar tarde con noche en el Hotel Perla. Entre trago, botana, conversación y mitote, el filarmónico amenizaba el conjunto. Una vez, pasado -bastantito- de copas se encontraba un licenciado que era el secretario particular del gobernador milico en turno. Don Luis, antes de iniciar una tanda musical, pidió al camarero una cuba. El beodo abogado, entre los humos del alcohol observó la escena y en seguida la emprendió contra el músico: - ¡siempre he dicho que todos los músicos son una bola de borrachos! - exclamó el licenciaduco. A lo que Don Luis respondió con toda la flema de la que es capaz un sudca finisterra: - y.....usted ¿que instrumento toca, licenciado? -


No todo fueron anécdotas ingeniosas ni tersas cuitas ni relaciones aterciopeladas. Diversos actos de represión tocó sufrir a algunos militantes sudcas que fueron severamente contundidod por esbirros de Salinas Leal, por ejemplo (por cierto que, incomprensiblemente hay calles y escuelas con su nombre) y de otros gobernadores militares que tenían una fuente inagotable de golpeadores en el cuartel del H y glorioso Ejército Nacional. El FUS, poco a poco se fue transformando; sus líderes aceptaron puestos políticos en los nuevos gobiernos, el PRI y su muy peculiar forma de hacer política se apoderó se las reivindicaciones sociales, las administró convenientemente y entronizó en el gobierno a los dirigentes del FUS o a sus hijos. Así el FUS se difuminó y surgió una clase política autóctona.


Pero el estire y afloje duró hasta iniciados los años setentas, cuando surgió otro movimiento, reminiscencias del FUS, un poco mas domesticado -sus militantes ya usaban guayaberas- que donominaron "Loreto 70", no quitaba el dedo del renglón del "gobernador nativo y con arraigo". Ya se había formado una élite priista con lo mas granando de la aristocracia paceña que, obviamente, con el giro que se pretendía, se quedarían con el pastel del poder en Baja California Sur.



Para enfriar las cosas, desde el poder federal habían nombrado gobernador a Hugo Cervantes del Río, un hábil político que maniobró de tal manera que, la naciente clase política sudca, lo despidió con honores y lo elevó al altar de los inmortales; el pueblo mondo lo llamó "El Pico de Oro", era un típico político convencedor y convenenciero. Ya en el gobierno de Luis Echeverría, designaron como gobernador a Félix Agramont, un ingeniero agrónomo, oriundo de El Pescadero, que era una chucha cuerera en semillas y forrajes, aunque poco versado en el arte de gobernar. Fue la transición que preparó la conversión a Estado.
La clase política que acechaba el asalto al poder, se preparaba haciendo sus pininos donde el PRI los necesitara, sus hijos, en las aulas de la UNAM y la UDG. En cuanto fue elegida la primera legislatura local que copió la constitución de otros estados y Sudcalifornia se convertía en soberana, el PRI inmediatamente lanzó como candidato a Angel César Mendoza Arámburo, eterno secretario general de los gobernadores fuereños; apagafuegos social, dicharachero y simpaticón, nadie se atrevió a desafiarlo.


A partir de ahí el PRI nombraba a los candidatos y seguros ganadores, Eran los tiempos del carro completo en la que la verdadera elección era la interna: primero se rumoraba quienes eran los mas viables candidatos, después se lanzaban apuestas en los medios de comunicación para finalmente, en el DF, el presidente designaba al candidato que era recibido en el aeropuerto con mariachis, confetis y serpentinas; mantas de los sectores; vivas y vítores; abrazos tronados de guayabera a guayabera; juramentos de lealtad eterna y apoyos irrestrictos.


Así se elegían los gobernadores, con la anuencia y el palomeo del presidente; los diputados, senadores y presidentes municipales, con la anuencia y el palomeo del gobernador y así sucesivamente. Una de las famosas reglas no escritas del PRI.


Un fulano que quería ser diputado, que militaba en uno de los sectores y que creía que tenía todos los merecimientos para ser nombrado candidato del PRI, se esmeró en reunir firmas de sus electores, juntó cerca de dos mil. Con el fajo de rúbricas se acercó al presidente del partido, orgulloso de su popularidad y aceptación. El presidente del PRI, dicen que le dijo: - no te molestes en traer tantas firmas, solo necesitas una...la del patrón.


En este sistema en el que navegó todo el país por casi 70 años, los sudcas también navegamos junto con el partidazo y sus próceres hasta que el PRI empezó a flaquear. El sistema se derrumbaba, el modelo se agotaba. Algunos priistas se fueron a otros partidos y contendieron contra sus antiguos correligionarios, fue el caso de Rufo Velarde que le ganó la presidencia municipal de La Paz al Dr. Carrillo Silva y por poco Crisóforo Salido le gana la gubernatura a Guillermo Mercado. El coloso estaba fatigado...y se le notaba.


Con el paso de Territorio a Estado en 1974, además de la transición de Félix Agramont, han sido gobernadores, además de Angel César Mendoza, un verdadero forjador de BCS, con fama sostenida de honesto; Alberto Alvarado A, un politicazo fogueado en las delegaciones del DF, conocedor de las cañerías del sistema, amiguero y buen bebedor; le siguió Víctor Liceaga Ruibal, que empezó la declinación del PRI con un gobierno caracterizado por escándalos familiares, corruptelas por doquier y movimientos políticos desleales -toda una joyita-; después llegaría al poder Guillermo Mercado Romero quien ausente del gobierno, dejó a sus gandallas colaboradores hacer negocios, además de otras sinvergonzonerías que fueron severamente cuestionadas por el elector y hasta por militantes de su propio partido. Fue demasiado. El PRI no volvería a ganar otra elección en el siglo XX en BCS.



Así llegaron a su fin los gobiernos emanados de la Revolución Mexicana.


En 1999, los priistas se aprestaban a elegir a sus candidatos. Esta vez, el PRI parecía haber aprendido la lección: no habría "candidato de unidad", es decir, impuesto por el presidente y las fuerzas vivas, decidieron por lo tanto, abrir la elección. El PRI apostaba por Antonio B. Manríquez Guluarte, un político disciplinado, priista desde la secundaria -orador prodigio-; adiestrado para ser gobernador; favorito de la clase política que nació con el FUS, con Loreto 70 y de los que siempre habían ganado.


La historia cambiaría...pero será tema de otra entrada

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