domingo, 31 de agosto de 2008

SUDCALIFORNIA REAL STATE

No seria la primera vez que se ofrece la tierra sudcaliforniana al extraño; quizás si la última, pues la tierra, su extensión, tiene un límite.
No sabemos que negocios hicieron guaycuros, coras, cochimìes, monquis y demás indiada que habitó la península, pero dice Fernando Jordán que el jefe guaycuro, en cuanto Hernán Cortés pisó tierra, se puso de nalgas prontas:
“Tuya e la costa mágica de perlas y arenas
Los bosques de cardones
La sierra que se eleva para mirar el mar
Las Fuentes que recortan esmeraldas sobre la tierra seca
El valle donde el sol duerme la siesta
Las islas de misterios y de peces”
…..y sigue el guaycuro ofreciendo la tierra como se supone que primero Leonel y luego Narciso han estado ofreciendo la tierra a un Cortés denominado Luis Cano y una pléyade de neonotarios –ascendidos sospechosamente en el gobierno perredista- que legalizan los mas chueco.
Después del guaycuro ofrecedor, fueron los misioneros jesuitas que se arrogaron el derecho de seleccionar y repartir la tierra, las mejores para ellos por supuesto, pero, al menos levantaron misiones y enseñaron a cultivarla. Había misioneros jesuitas a los que la tierra de la Antigua California no le gustaba nadita –y dejó constancia de ello- como el caso de Juan Jacobo Baegert que trabajó en San Luis Gonzaga –Chiriyaquì- aun así se quedó 17 años, luego escribió “Noticias de la Antigua California”
Después de que los jesuitas fueron expulsados, llegaron los franciscanos que hicieron mutis y se dirigieron a la Alta California, había mejores tierras en Los Ángeles, San Diego o Sacramento –aparte de Hollywood-, los dominicos se quedaron en la Baja California a hacer la repartición y en eso llegó la independencia de México.
La Independencia obligó a reconocer como ciudadanos a los indios y a estos como propietarios, sin embargo, los indios no tenían sentido de posesión y era imposible confinarlos a un espacio. Así que mientras los indios andaban de un lado a otro, la tierra se repartió entre nuestros parientes los Lucero, Villavicencios, Mezas, Peraltas, Osunas, Avileses, etc.
Pero había una gran cantidad de tierra sin dueño y con los tratados juaristas como el de Guadalupe-Hidalgo que permitía el libre paso por el Colorado al Golfo de California, los extranjeros formaron compañías colonizadoras que se apropiaron, mediante ridículos contratos de la tierra por donde vagaban los escasos indios que finalmente fueron exterminados por la “gente de razón”. El 20 de julio de 1863, la administración de Benito Juárez, promulgó la ley sobre ocupación y enajenación de terrenos baldíos, que en parte de su artículo 2º. decía: Todo habitante de la República tiene derecho a denunciar hasta 2 500 Has....; quince años después, Guillermo Andrade, representando a la Compañía Mexicana Agrícola Industrial y Colonizadora de los Terrenos del Colorado, y a la Compañía J. Kelly, obtuvo 300 000 hectáreas para medir y colonizar terrenos en las márgenes del río Colorado.
Desde el tiempo de Juárez, se concedió a Jacobo P. Leese autorización para el deslinde y colonización desde el paralelo 31º hasta los 24º 20’ de latitud. En 1883, las compañías Hüller, Bulle, Flores Hale y Macedo, a las que deben agregarse las concesiones a Andrade y Kelly, sumaban once millones quinientas mil Has., de las poco más de catorce millones de Has. que constituyen la superficie de la Península de Baja California.
Cuando llegó al poder Porfirio Díaz, entraron muchas otras compañías con pretextos mineros, agrícolas, pesqueros a los que se les regaló grandes extensiones para que abrieran fuentes de trabajo y poblaran este baldío y solitario territorio. Así entraron en el norte compañías que les birlaron los terrenos a los cucapás, kiliwas o kumiai, lo mismo sucedió en el sur, solo que ya no había indios.
Aquí en el sur, tanto en Santa Roisalía, en El Triunfo, San Antonio, incluso en El Arco, las compañías mineras obtuvieron además de megaextensiones, contratos sumamente ventajosos para explotar al minero mexicano
Con la Revolución Mexicana, los dizque héroes, es decir, los que se formaron en el bando ganador, se hicieron de grandes extensiones. Algunos muy conocidos como los predios inmensos de Ildefonso Green -en la Rotonda de los Hombres Ilustres- que aun litigan sus familiares; sucedió igual con los Ortega, los Canseco o los Cornejo, que daban lugar a un nuevo tipo de gandalla que prohijaba el gobierno de la revolución que nos duró mas de setenta años.
El gran terrateniente de esta revolución fue sin duda, Miguel Alemán que resultó que aquí en estas tierras lejanas, ignotas también tiene terrenos, desde luego pegaditos a la playa y en la Bahía de La Paz, en Balandra para ser mas precisos; sus sucesores –es decir, Miguelito- tiene la desvergüenza de reclamarlos para si, pero respetuosos que somos de las leyes no se les puede despojar.
El gobierno del PRI, como se sabe, produjo ejidos por todo el territorio, muy poca tierra en BCS quedó fuera del régimen ejidal: cerros, desiertos y grandes extensiones de playa quedaron bajo esa denominación. De tal manera que cuando, en el gobierno de Salinas se dieron cuenta que la organización ejidal había agotado sus posibilidades, dieron a los ejidatarios la oportunidad de vender sus tierras y es los que han hecho.
¿Quién ha comprado esas tierras? Gente que está bien informada al respecto. Es decir, quienes trabajan en el gobierno que se pueden aliar a grandes capitales para hacer desarrollos turísticos. Es el caso del hoy gobernador de Baja California Sur, quien junto con empresarios cabeños, en contubernio con las autoridades locales, elaboraron actas apócrifas de ser residentes en la zona de La Purísima pues tenían información privilegiada que en la zona se liberarían terrenos ejidales. Narciso Agúndez gue agarrado en la maroma y después, incluso pidió perdón por su gandallez y prometió que se reformaría y sería un mas honesto político, cosa que le creyó el pueblo sudscalifornaiano pues, votó para que fuera su gobernador por 6 años…y ahí está.
En las últimas semanas han aparecido artículos en alguna revista nacional donde detallan movimientos de ventas de tierras desde que se inició el gobierno perredista con Leonel Cota a quien acusan de funcionar como el hoy gobernador: información privilegiada para hacerse, mediante el poder, de la burocracia de grandes extensiones de terreno.
El presidente del PAN sudcaliforniano, el profesor Jiménez aparentemente ha destapado una cloaca donde los contubernios del gobierno perredista junto con emisarios del gobierno pasado, han hecho un negociazo, según cuenta una revista de distribución nacional, dicha situación también ha sido tratada en noticieron televisivos.
Leonel Cota ha respondido que es una maniobra de sus enemigos, aunque sería mucho mejor que aclarara de mejor forma el ditirambo, pues mal se vería inmerso en la “defensa del petróleo” y de su privatización y por otro lado, haciendo negocios con los malvados gringos neoliberales y explotadores de América Latina
.

No hay comentarios: