miércoles, 21 de diciembre de 2011

DEUDAS Y PISTA DE HIELO

(COMENTARIO QUE SALE LOS MIERCOLES EN EL NOTICIERO DEL CANAL 9 DE MEGACABLE)
La semana pasada comentábamos en este espacio, las prisas de los diputados coaligados en el PRI, PRD y otros con el fin de autorizar, casi al vapor, cuantiosos préstamos bancarios, tanto del Ayuntamiento de La Paz como de Los Cabos, que endeudarían dichos municipio por cerca de treinta años. De tales acciones se desprende que hay una ingente necesidad de aliviar las deterioradas finanzas municipales, por tal razón, la austeridad tendría que ser una conducta permanente de los ediles que dirigen tales ayuntamientos.

Contrasta este razonamiento, con la instalación de una pista de hielo para patinar que el Ayuntamiento de La Paz mandado construir en sus inmediaciones. El objetivo parece ser el entretenimiento, el esparcimiento de los paceños en estos días de asueto que se avecinan. Ignoro la tecnología que se emplea, igualmente ignoro las cantidades que el municipio extraerá de las arcas públicas para pagar este extravagante pasatiempo, pero la lógica indica que los gastos de energía para mantener la consistencia de una plancha de hielo del tamaño de una alberca olímpica, en un clima como el nuestro, no debe ser cosa fácil, por lo tanto nada barata.

Muy lejos estoy de querer parecer un aguafiestas, pero sucede que los políticos –nuestros funcionarios- son muy dados a hacer con las finanzas públicas lo que no harían con las finanzas personales. Incongruente sería el caso de quien pide prestado de manera urgente  mientras gasta en diversión, en asuntos suntuarios que bien se podrían obviar. Contra esta incompatibilidad a todas luces, dijo la presidente municipal paceña el día de la inauguración –la pista de hielo genera unión y genera bienestar- pero como no es aguafiestas, no dijo cuánto cuesta, cuánto los paceños pagaremos por los treinta días de hielo tropical.

Desde la antigua Roma los gobernantes saben que el circo siempre es necesario, aunque el cuestionamiento actual bien podría ser, si el estado, el gobierno, tiene la obligación de entretenernos, de procurarnos el esparcimiento y los afanes del ocio; la otra interrogante que se abre es el del otro circo, el que armaron los diputados para autorizar préstamos que quizás incluían, en sus planes, estas exóticas pistas de hielo.

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