Y es que vendieron su alma al diablo. El PAN, era un
partido con pocas posibilidades de alcanzar el poder, los pronósticos más
triunfalistas los clocaban dueños de algunas regidurías, una que otra
plurinominal por aquí y por allá, pero la gubernatura, ni soñar. Las escasas
posiciones que había alcanzado en las últimas elecciones, fueron gracias a
algunos personajes, a despecho del partido, su organización y sus idearios. Los
últimos años fueron de división constante y amargas controversias entre el
senador Coppola y el presidente del partido, que reñían por las ruinas de un partido
que había ido a menos de manera acelerada. Hoy se encuentra en la cúpula del
poder, pero hay algunos que no se sienten a gusto… o no han obtenido lo que
creen merecer
Los panistas se han quedado con algunos cargos en el
gobierno, una especie de pago por el préstamo de las siglas a un grupo de
políticos sin demasiadas querencias, ideologías o lealtades partidarias.
Gracias a ese grupo encabezado por el Gobernador Covarrubias, es que hoy, los
panistas puros, se pueden quejar acremente de los neopanistas, de los foráneos,
de los que arribaron con el éxito. La encrucijada es mayúscula porque no tienen
pedigrí panista pero tienen el poder.
Antecedentes. Antes
de que el territorio de BCS se convirtiera en estado, el PAN tenía muy pocos
adeptos. Como bien se sabe, BCS era un estado priista total. El PRI reinaba a
sus anchas y la oposición se teñía mas de izquierda que de derecha. Con la vida
política estatal, el PAN tuvo algunos repuntes que coincidieron con las
reformas electorales y así, con las candidaturas plurinominales, el PAN se
transformó en una franquicia que podía ser útil a ciertos grupos políticos
prófugos del PRI.
Entonces vinieron los primeros golpes del PAN, que como
se puede ver, poco tenía que ver con militancia prolongada, con tendencias
políticas o con luchas ciudadanas. Los resonantes triunfos del PAN se debieron
a priistas que no obtuvieron en sus partidos lo que creían merecer, el caso de
Crisóforo Salido que disputó la gubernatura a Guillermo Mercado en 1993, esta
vez, el PAN estuvo a punto de arrebatarle el triunfo al PRI, incluso se aseguró
–sin probar- que en realidad ganó Crisóforo Salido pero que una negociación,
dejó a Mercado Romero en la gubernatura. El recuento oficial fue de 50.6% del
PRI; 45.6% para el PAN.
Algo similar ocurriría en 1994 en la elección del
congreso local, Jaime Tuchmann por el PAN y Enrique Ortega por el PRI se disputaron
el Distrito II, ganó Tuchmann de tal manera que el PAN se quedó con 8 distritos
de 15, es decir, tenía mayoría en el congreso local, solo que Jaime Tuchmann
renunció a su militancia panista así dejaba el congreso empatado. Los propios
panistas no dejaron rendir protesta a Tuchman durante un año, de tal manera que
la elección se tuvo que repetir, contendió de nuevo Enrique Ortega por el PRI
que ganó a Emeterio Orozco del PAN, el PRI obtuvo de nuevo la mayoría en el congreso y Jaime Tuchmann fue
comisionado por el gobierno priista a un puesto que le inventaron en Tijuana y
todos fueron muy felices.
En 1994, Adán Ruffo por el PAN y el Dr. Carrillo Silva
reeditaron una vieja contienda sucedida en 1937, la del Dr. Adán Velarde y Oaxaca,
abuelo de Adán y del Dr. Raúl S. Carrillo padre del doctor, quienes se
disputaban –en esa época- la única diputación del territorio de BC. El Dr. Velarde,
médico de El Boleo ganó al Dr. Raúl S.
Carrillo, considerado candidato oficial, aunque ambos, adheridos al PNR –padre
del PRI-. Igual que en 1937, de nuevo ganaron los Velarde a los Carrillo. En esta
ocasión, la presidencia municipal de La Paz. Ruffo Velarde era un priista, que
en cuanto contendió y ganó por el PAN demostró, con su proceder fascistoide y
derechoso en el gobierno, que era más panista que los panistas.
Este lapso victorioso de principio de los noventas ya no
volvería. El PAN se difuminó en luchas internas entre los panistas generadores
de tales movimientos, Macías de Lara y Salvador Landa, que terminaron
expulsados del partido.
Desde el 96 que termina su periodo Ruffo Velarde al
frente del Ayuntamiento paceño, los triunfos del PAN fueron aislados y a
cuentagotas, el caso de Rigoberto Garayzar en Mulegé fue un garbanzo de a
libra, quizás el último gran triunfo panista, aunque tampoco se puede adjudicar
a una acción colectiva partidista, sino al carisma y al don de gentes de El
Pelón Garayzar que gobernó desde el 99 al 2002, cuando empezó la gran dominación
perredista que duraría 12 años hasta la caída estrepitosa de Narciso Agúndez y
compañía a manos de Covarrubias bajo las siglas del PAN.
La
confusión panista. Se aprecia lo que dice Giovanni Sartori, en
el sentido de que cuando hay un sistema de partidos poco estructurado el
elector tiende a seguir a los “notables”, a los “conocidos”, no sigue las
pautas de las ideologías o las propuestas. Ahí es donde se pierden los
doctrinarios, los puros, más aún, cuando los invitan a una conmemoración
partidista y se encuentran en el presídium al gobierno y a sus colaboradores,
panistas de nuevo cuño, panistas de oportunidad, panistas por compromiso, muchos
de los cuales tienen que fingir su panismo por motivos obvios.
Algunos realmente ofendidos con la presencia de Arturo de
La Rosa, José A. Ramírez, Mendoza Davis, Joel Ávila y otros colaboradores del
gobernador que no se sabe si ahora, en estas condiciones, son panistas o
continúan en sus antiguos partidos. Mayor confusión genera la diputada federal
Silvia Puppo, por ejemplo, quien asumió la titularidad a raíz de la renuncia de
Marcos Covarrubias. Ella como Covarrubias arribaron a dicha diputación por el
PRD, después, como se sabe, Covarrubias se pasa al PAN para contender y ganar
la gubernatura, la pregunta es la diputada Silvia Puppo en que partido milita? está
obligada a ser panista aunque se supone que es perredista? ¿a cual bancada
pertenece?.
La confusión no cesará, al contrario, toda parece indicar
que habrá exacerbación de esta crisis de identidad cuando el partido tenga que
nominar a sus candidatos a las senadurías que estarán en juego el próximo año,
según parece, desde el gobierno se desea impulsar la candidatura de José
Antonio Ramírez, Secretario de Finanzas, uno de los más rechazados por los
panistas puros; los dirigentes del partido tendrán que mediar entre las fuerzas
del gobierno y el panismo tradicional de BCS que, obviamente, se decantarán por
panistas de larga militancia.
Las
consecuencias. En estas luchas (panistas- neopanistas,
gobierno-partido, doctrinarios-advenedizos) que parecen ya instaladas en los
escenarios políticos sudcalifornianos, no faltará –el amigo cruel- quien les recuerde a los puros, a los
panistas de fuertes convicciones, que ya les dieron lo que les corresponde; que
solo prestaron las siglas, que no llegaron al poder; que es el grupo que dirige
Covarrubias Villaseñor -no el PAN- es quien decide; que quienes llegaron al
poder realmente no tienen marca aborrecida y que no se vale, a estas alturas,
hacerse los remilgosos, que bien sabían los panistas en que se metían. Que si
el grupo que se hizo del poder pasó –en
un santiamén- del PRD al PAN, bien
podrían -en las próximas pescas- pasar al PRI, si el grupo Atlacomulco y
gaviotas televisivas, hacen fuertes los pronósticos nacionales.
Mucho más un panista doctrinario, católico y pecador
estándar, sabe muy bien que vendieron su alma al diablo y las consecuencias que
se derivan de tal acto. Los cultos recordarán al Fausto de Goethe; los no tanto,
la película El Abogado del Diablo, ambas obras, resaltan la responsabilidad el
hombre al momento de elegir.
Los panistas eligieron llegar al poder sudcaliforniano,
de una manera poco afortunada, –haiga
sido como haiga sido- sin identidad, revueltos, enfrentados y algunos quejumbrosos
porque los panistas ya no son lo que antes eran.
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