Parece una teoría que se contrapone al eficaz, aunque no infalible, razonamiento llamado la Navaja de Occam que dice mas o menos así: cuando dos teorías en igualdad de condiciones tienen las mismas consecuencias, la teoría más simple tiene más probabilidades de ser correcta que la compleja. Por ejemplo: si hay un perro muerto en la car
retera, es posible que lo haya atropellado un carro o que se haya muerto de un infarto, la más sencilla es que lo atropelló un carro y quizás la aseveración correcta.
Si el gobernador tiene tanta influencia, y su poder alcanza para colocar a sus alfiles donde le plazca, era mucho más sencillo dejar a ambos en el PRD –de cualquier manera uno va a perder- es decir, si se suman los simpatizantes de ambos, el triunfo era mucho más probable.
En cambio, al dividir fuerzas, está copiando el mismo esquema perdedor de Zacatecas o el antecedente de Acapulco, que fue exactamente lo que sucedió en esas plazas: dos perredistas con posibilidades de triunfo, buscaron cada quien por su lado, así, esas posibilidades de triunfo se diluyeron, de tal manera que su adversario del PRI, con un poco mas de 30% ganó la elección.
El antiguo y maquiavélico principio: divide y vencerás, no aplica en esta ocasión porque el buen Maquiavelo aconsejaba dividir al adversario, no a sus partidarios. Volviendo al razonamiento de Occam, lo más probable es que se trate de una batalla de egos, de proyectos personales, de avidez por el poder. Una teoría –me parece- más sencilla, más justa, que retrata mejor la condición humana.
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