INTRODUCCIÓN. Como no había sucedido en la última década, la lucha por el poder en Baja California Sur se torna cada día mas abierta. El partido en el poder se diluye en diferendos internos y se van formando grupos que pujarán por uno o por otro candidato a la gubernatura y resto de cargos de elección popular que se dirimirán en el 2011. Sin posibilidades –hasta hoy- de un candidato de unidad, la actividad política de la alianza en el poder ha sido, además, entorpecida por la aparición del Frente Democrático Sudcaliforniano que comanda Leonel Cota Montaño.
Si el PRD y sus aliados salieron airosos de todas las elecciones desde que tomaron el poder en Baja California Sur, estas nuevas divisiones auguran una mayor dificultad para conservarlo.
En otras circunstancias, el libre curso de los acontecimientos nos depararía un guión ya por visto, bien sabido: el partido en el poder se monta en los medios de comunicación y se promociona hasta el cansancio, corteja corporaciones, coquetea con poderes fácticos, despacha despensas en fértiles terrenos; se prepara un sucesor que proviene de la voluntad del gobernador saliente, al igual que el resto de las candidaturas en juego; al adversario se le trata con desdén; se llevan a cabo alianzas con los partiditos dispuestos a no perder registro; durante las campañas se ponen en actividad todos los recursos del estado y así, hay pocas posibilidades de perder.
Esta vez, al parecer no ocurrirá así. El PRD tradicionalmente fracturado por las corrientes, tiene además un nuevo opositor: Leonel Cota Montaño y el Frente Democrático Sudcaliforniano en busca del poder perdido. Por otro lado, el único partido realmente opositor, el PRI, si bien no ha avanzado, ha detenido su prolongada y abismal caída en BCS. Como se puede ver en los últimas elecciones, los viejos priistas han vuelto a aparecerse en las urnas y en ciertos municipios han tenido mas votos de los que se pensaba. El éxito nacional del PRI empieza a notarse en BCS y para el 2011, quizás estará convertido en una fuerza política que podría aprovechar las contradicciones del partido en el poder.
LOS PARTIDITOS: PMVE seguirá aliado al PRI aunque en BCS es casi anónimo. Ha sido en alguna ocasión, refugio de opositores –sin mayor trascendencia- al gobierno perredista.
Convergencia y el PT, aliados del PRD sudca desde que tomaron el poder tendrán que optar por seguir la línea Obradorista que han seguido hasta hoy al nivel nacional o continuar en BCS atados al poder con Narciso Agúndez. Con muy poco que aportar, Convergencia, es decir, Álvaro Fox y alguien más, han apostado por el leonelismo y son parte del FDS, algo que a nadie le quita el sueño.
El caso del PT es un poco más complejo puesto que son los orígenes izquierdistas de Narciso Agúndez, quizás, aun su líder moral –con el PT llegó a la presidencia municipal de Los Cabos-. Los petistas ya se empiezan a mover: en los primeros días de diciembre el PT sudca recibió la visita de Alberto Anaya -uno de los dos dueños del PT- posó con el gobernador Narciso Agúndez y se paseó con la presidenta municipal paceña Rosa Delia Cota. A todos contentó, a todos apapachó, demostró así por qué es uno de los trapecistas mas taimados de la política mexicana. A la hora de los pronunciamientos se refirió a la encuesta como la mejor manera de buscar candidatos, mientras que en el Frente leonelista ya se han manifestado por la consulta abierta a la población.
Los dirigentes actuales del PT sudca como la diputada Magda Cuéllar, han optado por apoyar el Frente Leonelista aunque siempre se han cuadrado a las órdenes de Anaya y compinches que a su vez, han apoyado a quienes ostentan el poder. Si finalmente el PT nacional apoya al gobernador, Cuéllar y compañía tendrán que deshojar la margarita.
Otro partido que ha tenido cierto juego político es el PANAL de Elba Esther, ahora dirigido por Víctor Guluarte -acérrimo adversario de los Cota Montaño- pero custodiado, vigilado muy de cerca por el SNTE. Dicho partido garantiza cierto número de votos, muy preciados a la hora de un resultado apretado. Sin ideologías, ni convicciones, ni marca aborrecida, el PANAL, los profes elbistas y Guluarte podrían virar su alianza hacia cualquiera que ofrezca una suculencia en materia de posicionamiento político –diputaciones, regidurías, aviadurías, becas, años sabáticos- mucho mejor, si con dicha alianza hacen sombra a los Cota Montaño.
EL PRI. El PRI sudcaliforniano ya no solo se alimenta de sus antiguas glorias. Ha iniciado un repunte lento, para otros, solo ha detenido la caída que se iniciara en el 99. El PRI vigoroso que ha surgido en casi todo el país no se ha reflejado en BCS, aun así, la dirigencia de Estela Ponce logró sacar del ostracismo a priistas históricos, mostrar a los vergonzantes y operar un cambio de dirigencia estatal sin traumas, sin embargo, ha resultado una dirigencia desteñida, anodina, sin la capacidad que demostraron en su tiempo sus dinosaurios de amarillento colmillo retorcido.
Aun así, cuando Peña Nieto encabece las encuestas, cuando los carteles políticos se parezcan a los cinematográficos y el electorado incline sus preferencias hacia el muchacho de la película y la muchacha de las telenovelas, el tufillo a triunfo electoral, la inserción de nuevo en el presupuesto, la esperanza de una curul, el infalible cheque quincenal, seguro obrarán el milagro de la multiplicación de los votos y surgirán priistas sudcalifornianos por doquier, igual que en el 99 surgieron perredistas en persecución del irresistible aroma del poder.
Ese impulso que pudiera recibir el PRI sudca y si, además puede aprovechar los diferendos que amenazan con volverse mas cruentos en el grupo que hoy ostenta el poder, es posible que el PRI experimente un renacimiento impensable después del desastre del 99.
Sin embargo, en el expartidazo falta hacer el recuento de los daños, la autocrítica de toda una década perdida; la revisión del pasado y la relación con el presente. En especial, la crítica e investigación de la elección del 99: el dinero de campaña birlado y malgastado; el papel que jugó el comité central del PRI nacional, las acusaciones a Mercado, Ortega y compañía en las triangulaciones de recursos para la campaña de Manríquez; el papel del General Valdivia, traiciones, escisiones, deserciones, causas y efectos de la derrota. Un magno acto de contrición y limpieza de cañerías para quedar en paz consigo mismo y con un electorado que vuelve a mirar el pasado.
EL PAN SUCURSAL DEL GOBIERNO FEDERAL. Del PAN poco se puede decir. Parece que en BCS ya no hay conservadores o nada queda por conservar.
La única presencia pública notoria del PAN está en las delegaciones federales, quizás la única fuente de influencia en la política sudcaliforniana. Sin espacio para hacer oposición, el PAN se diluye entre el pretendido cacicazgo de Coppola y una burocracia partidista opaca y aburrida. El senador Coopola, la cabeza mas visible del panismo parece mas ocupado en la oposición de periodicazo que en la crítica seria al gobierno de Agúndez.
El PAN y Coopola quizás fueron rebasados por la derecha y los intereses que habrían de tutelar los panistas, han sido ampliamente protegidos por Narciso y el grupo cabeño, al que sin duda, Coopola tendría que servir. Al final, seguramente han encontrado muchas más coincidencias que contradicciones entre el panismo y el gobierno estatal
EL PRD, DÍAS DE VINO Y DE ROSAS. Aquellos días de triunfo y regodeo parecen nublarse. Aquel lejano 1999 cuando un grupo de expriistas desfondó al propio PRI y le arrebató la gubernatura de BCS parece aun mas lejano. Los próceres que ocuparon los titulares, hoy ya no están: Rodimiro Amaya, Alfredo Porras, Víctor Guluarte, Benito Murillo, y muchos otros han desertado, por diversas razones los personajes en escena son otros muy diferentes al triunfador grupo del 99.
Fueron días de carro completo y de goce pleno del poder. Al siguiente año -2000- Vicente Fox también derrumbaba al PRI y con ello, a la presidencia imperial. Fox y los panistas no tenían ni la experiencia del poder, ni las corporaciones, ni la organización, ni las viejas reglas del partido de estado. Los expriistas de BCS se las sabían todas, el PRI había sido su escuela. Mientras que Fox tenía que navegar con un congreso dividido y mezquino, los nuevos depositarios del poder en BCS tenían congreso con abrumadora mayoría. El nuevo presidente buscaba -mediante los excedentes petroleros- los aliados que no tenía en el centro del país. Los gobernadores de los estados estaban dispuestos a gastarse tales excedentes escasamente etiquetados y sin mucha contraloría. Habían logrado sacar al PRI de Los Pinos; en BCS, de El Caimancito.
Las escisiones iniciales del grupo que llegó al poder en BCS no parecieron afectar al gobierno de Leonel Cota, parecían personajes prescindibles e intercambiables, igual sucedió cuando se operó la candidatura de Narciso Agúndez. Era evidente que no era el elegido por buena parte de integrantes del partido en el poder, Agúndez era parte de las alianzas con el PT, aunque era como casi todos los demás, recién converso; tampoco parecía tener el arrastre de un líder; había cometido errores imperdonables en la administración pública, pero Leonel estaba en vías de alcanzar el patriarcado y el partido tuvo que seguir su línea. Narciso ganó sin demasiados apuros y la nueva sangría perredista, deleitados, satisfechos con el triunfo, ni se notó.
EL NARCISISMO DE NARCISO. Mientras LCM abandonaba el estado para seguir a López Obrador en su lucha por la presidencia de la república, su protegido, Narciso Agúndez trataba de hacer política propia. Fue quizás las distracciones de la batalla de LCM en el fragor de aquel inolvidable 2006, que NAM empezó el desmarque sin perturbaciones de su mentor. Se deshizo de los más leales leonelistas heredados en el gobierno, reconoció al nuevo presidente en contra de los deseos del comité central del PRD, afianzó las lealtades en torno a su gobierno y al cabo de la mitad de su mandato, mostraba predilección por los poderosos grupos empresariales cabeños y llamó a Luis A. Díaz como segundo de a bordo; operó sin problemas sus diputados federales y locales y sus propias presidencias municipales, excepto la de Rosa Delia. LCM, mientras tanto, entraba en una espiral en picada a causa del conflicto postelectoral, primero, a causa de la elección de la dirigencia nacional, después. Por primera vez en mucho tiempo, LCM se encontraba sin un ápice de poder formal. Tales horas bajas de LCM le cayeron de perlas al gobernador para consolidar su poder en BCS, así, cuando LCM necesitó de su apoyo para contender por una candidatura plurinominal y colocar su nombre en una curul federal, desde el ejecutivo estatal, seguramente se operó la negativa.
Las cosas no podían irle mejor a Narciso Agúndez. Solo un prietito en el arroz empañó su felicidad completa: la presidencia municipal para Rosa Delia Cota Montaño. Aunque sus adversarios de los otros partidos no parecían representar grandes problemas, el candidato Víctor Guluarte, ahora por el PANAL, obtuvo una cantidad de votos mayor de la que se pronosticaba, por lo que el triunfo de Rosa Delia no fue tan contundente. Lastimada en el ego, Rosa Delia reprocha públicamente al ex presidente municipal y ahora diputado federal Prof. Victor M. Castro Cosío haber operado en su contra, claro, en ningún momento se menciona, la intervención de Narciso Agúndez en el asunto.
EN BUSCA DEL COTO PERDIDO. Casi todo le sonreía a Agúndez Montaño. Estaba agarrando la primera curva del quinto año de gobierno cuando apareció Leonel Cota Montaño con su Frente Democrático Sudcaliforniano. Regresaba al estado a hacer política electoral y no precisamente en alianza con el gobernador.
Viene en representación del movimiento que en el 99 derrotó al PRI y colocó al PRD y simpatizantes en el poder. Algún código, alguna lección, quizás una doctrina o un decálogo misterioso han desobedecido los actuales gobernantes de BCS. Leonel viene a recordarles que han desviado el camino y a poner las cosas en el lugar que corresponde.
Después de una caída inusitada en su carrera política de ascensos repetidos; por primera vez en muchos años Leonel Cota no es poseedor de un poder formal: de un territorio, de una oficina, de un presupuesto; por primera vez en al menos tres décadas experimenta un bajonazo cuyo tiro de gracia fue la negación de una plurinominal por la misma gente que colocó en sitios preferentes del partido y el gobierno.
Así, el 2010 será un año de febril actividad política para Cota Montaño, dedicado a devolver el lustre perdido, el respeto de tanto oportunista que prohijó cuando encabezó el movimiento que sacó al PRI a patadas de El Caimancito y del edificio que le “prestaba” el gobierno; que evitó la historia lineal, cansina de la sucesión en poder en BCS, pero que elevó el oportunismo a virtud teologal de donde espera extraer, seguramente lealtades.
LA COSTUMBRE DEL PODER. Que un exgobernador participe en política en el estado que ha gobernado, de manera abierta y activa no sería bien visto si no fuera Leonel el cabecilla de un movimiento que se mantiene aún en el poder. Es quizás la patente que arguye para enmendarle la plana a quienes gobiernan hoy a la Baja California Sur; es su pretendida trascendencia histórica la que permite que se mueva de manera libre y sin sutilezas en el camino que toca recorrer a Narciso Agúndez; es esa imagen patriarcal, acaso el preámbulo de un cacicazgo puesto que ni del gobierno de Narciso, ni del PRD estatal ha recibido críticas por su intromisión. Sobre todo porque dicha actividad no se ciñe a los lineamientos del PRD y si de una organización edificada a su medida; porque se mantiene en la ambigüedad –como AMLO- de solamente apoyar al PRD si le conviene, si no, a otros partidos satélites del perredismo; porque no se realiza en el contexto de estatutos partidistas o acuerdos previos, sino en las ocurrencias del momento y quizás, el deseo de vengar afrentas personales, es decir, en la personalización del poder, fuera de toda norma democrática.
No hay duda que LCM mantiene diversas vías de influencia estatal y que se ha convertido en un personaje central en la vida política sudcaliforniana: muchas lealtades esperan sus movimientos para seguirlo; muchos le deben lo que son. Sin embargo, también es cierto que ha sufrido cierto desgaste tanto como gobernador del estado como presidente del PRD nacional.
Pretende LCM, por lo visto y declarado, convertirse en una especie de líder moral del movimiento que encabezó en 1999. Narciso Agúndez no ha resultado ser el alfil que esperaba, sus acciones públicas, sus declaraciones indican que se ha desmarcado de la tutela leonelista. Poco a poco fue forjando su propio gobierno, con equipo diferente, con intereses, con maneras de actuar también distintos a los de una izquierda respetable e ilustrada. Pero el PRD que gobernó desde el 99 a BCS fue una izquierda sin izquierdistas, populista en ciertos momentos, sin antecedentes en las luchas sociales; con historial en la burocracia priista y en el oportunismo.
Que un exgobernador regrese para hacer política en el estado que ya ha gobernado tiene muchas lecturas, desde el intento de implantación de un cacicazgo hasta la tutela de principios políticos y éticos tan desviados, que requieren, muy a su pesar, de la redención, o como narrara de manera magistral Luis Spota, es simplemente la costumbre del poder.
Si el PRD y sus aliados salieron airosos de todas las elecciones desde que tomaron el poder en Baja California Sur, estas nuevas divisiones auguran una mayor dificultad para conservarlo.
En otras circunstancias, el libre curso de los acontecimientos nos depararía un guión ya por visto, bien sabido: el partido en el poder se monta en los medios de comunicación y se promociona hasta el cansancio, corteja corporaciones, coquetea con poderes fácticos, despacha despensas en fértiles terrenos; se prepara un sucesor que proviene de la voluntad del gobernador saliente, al igual que el resto de las candidaturas en juego; al adversario se le trata con desdén; se llevan a cabo alianzas con los partiditos dispuestos a no perder registro; durante las campañas se ponen en actividad todos los recursos del estado y así, hay pocas posibilidades de perder.
Esta vez, al parecer no ocurrirá así. El PRD tradicionalmente fracturado por las corrientes, tiene además un nuevo opositor: Leonel Cota Montaño y el Frente Democrático Sudcaliforniano en busca del poder perdido. Por otro lado, el único partido realmente opositor, el PRI, si bien no ha avanzado, ha detenido su prolongada y abismal caída en BCS. Como se puede ver en los últimas elecciones, los viejos priistas han vuelto a aparecerse en las urnas y en ciertos municipios han tenido mas votos de los que se pensaba. El éxito nacional del PRI empieza a notarse en BCS y para el 2011, quizás estará convertido en una fuerza política que podría aprovechar las contradicciones del partido en el poder.
LOS PARTIDITOS: PMVE seguirá aliado al PRI aunque en BCS es casi anónimo. Ha sido en alguna ocasión, refugio de opositores –sin mayor trascendencia- al gobierno perredista.
Convergencia y el PT, aliados del PRD sudca desde que tomaron el poder tendrán que optar por seguir la línea Obradorista que han seguido hasta hoy al nivel nacional o continuar en BCS atados al poder con Narciso Agúndez. Con muy poco que aportar, Convergencia, es decir, Álvaro Fox y alguien más, han apostado por el leonelismo y son parte del FDS, algo que a nadie le quita el sueño.
El caso del PT es un poco más complejo puesto que son los orígenes izquierdistas de Narciso Agúndez, quizás, aun su líder moral –con el PT llegó a la presidencia municipal de Los Cabos-. Los petistas ya se empiezan a mover: en los primeros días de diciembre el PT sudca recibió la visita de Alberto Anaya -uno de los dos dueños del PT- posó con el gobernador Narciso Agúndez y se paseó con la presidenta municipal paceña Rosa Delia Cota. A todos contentó, a todos apapachó, demostró así por qué es uno de los trapecistas mas taimados de la política mexicana. A la hora de los pronunciamientos se refirió a la encuesta como la mejor manera de buscar candidatos, mientras que en el Frente leonelista ya se han manifestado por la consulta abierta a la población.
Los dirigentes actuales del PT sudca como la diputada Magda Cuéllar, han optado por apoyar el Frente Leonelista aunque siempre se han cuadrado a las órdenes de Anaya y compinches que a su vez, han apoyado a quienes ostentan el poder. Si finalmente el PT nacional apoya al gobernador, Cuéllar y compañía tendrán que deshojar la margarita.
Otro partido que ha tenido cierto juego político es el PANAL de Elba Esther, ahora dirigido por Víctor Guluarte -acérrimo adversario de los Cota Montaño- pero custodiado, vigilado muy de cerca por el SNTE. Dicho partido garantiza cierto número de votos, muy preciados a la hora de un resultado apretado. Sin ideologías, ni convicciones, ni marca aborrecida, el PANAL, los profes elbistas y Guluarte podrían virar su alianza hacia cualquiera que ofrezca una suculencia en materia de posicionamiento político –diputaciones, regidurías, aviadurías, becas, años sabáticos- mucho mejor, si con dicha alianza hacen sombra a los Cota Montaño.
EL PRI. El PRI sudcaliforniano ya no solo se alimenta de sus antiguas glorias. Ha iniciado un repunte lento, para otros, solo ha detenido la caída que se iniciara en el 99. El PRI vigoroso que ha surgido en casi todo el país no se ha reflejado en BCS, aun así, la dirigencia de Estela Ponce logró sacar del ostracismo a priistas históricos, mostrar a los vergonzantes y operar un cambio de dirigencia estatal sin traumas, sin embargo, ha resultado una dirigencia desteñida, anodina, sin la capacidad que demostraron en su tiempo sus dinosaurios de amarillento colmillo retorcido.
Aun así, cuando Peña Nieto encabece las encuestas, cuando los carteles políticos se parezcan a los cinematográficos y el electorado incline sus preferencias hacia el muchacho de la película y la muchacha de las telenovelas, el tufillo a triunfo electoral, la inserción de nuevo en el presupuesto, la esperanza de una curul, el infalible cheque quincenal, seguro obrarán el milagro de la multiplicación de los votos y surgirán priistas sudcalifornianos por doquier, igual que en el 99 surgieron perredistas en persecución del irresistible aroma del poder.
Ese impulso que pudiera recibir el PRI sudca y si, además puede aprovechar los diferendos que amenazan con volverse mas cruentos en el grupo que hoy ostenta el poder, es posible que el PRI experimente un renacimiento impensable después del desastre del 99.
Sin embargo, en el expartidazo falta hacer el recuento de los daños, la autocrítica de toda una década perdida; la revisión del pasado y la relación con el presente. En especial, la crítica e investigación de la elección del 99: el dinero de campaña birlado y malgastado; el papel que jugó el comité central del PRI nacional, las acusaciones a Mercado, Ortega y compañía en las triangulaciones de recursos para la campaña de Manríquez; el papel del General Valdivia, traiciones, escisiones, deserciones, causas y efectos de la derrota. Un magno acto de contrición y limpieza de cañerías para quedar en paz consigo mismo y con un electorado que vuelve a mirar el pasado.
EL PAN SUCURSAL DEL GOBIERNO FEDERAL. Del PAN poco se puede decir. Parece que en BCS ya no hay conservadores o nada queda por conservar.
La única presencia pública notoria del PAN está en las delegaciones federales, quizás la única fuente de influencia en la política sudcaliforniana. Sin espacio para hacer oposición, el PAN se diluye entre el pretendido cacicazgo de Coppola y una burocracia partidista opaca y aburrida. El senador Coopola, la cabeza mas visible del panismo parece mas ocupado en la oposición de periodicazo que en la crítica seria al gobierno de Agúndez.
El PAN y Coopola quizás fueron rebasados por la derecha y los intereses que habrían de tutelar los panistas, han sido ampliamente protegidos por Narciso y el grupo cabeño, al que sin duda, Coopola tendría que servir. Al final, seguramente han encontrado muchas más coincidencias que contradicciones entre el panismo y el gobierno estatal
EL PRD, DÍAS DE VINO Y DE ROSAS. Aquellos días de triunfo y regodeo parecen nublarse. Aquel lejano 1999 cuando un grupo de expriistas desfondó al propio PRI y le arrebató la gubernatura de BCS parece aun mas lejano. Los próceres que ocuparon los titulares, hoy ya no están: Rodimiro Amaya, Alfredo Porras, Víctor Guluarte, Benito Murillo, y muchos otros han desertado, por diversas razones los personajes en escena son otros muy diferentes al triunfador grupo del 99.
Fueron días de carro completo y de goce pleno del poder. Al siguiente año -2000- Vicente Fox también derrumbaba al PRI y con ello, a la presidencia imperial. Fox y los panistas no tenían ni la experiencia del poder, ni las corporaciones, ni la organización, ni las viejas reglas del partido de estado. Los expriistas de BCS se las sabían todas, el PRI había sido su escuela. Mientras que Fox tenía que navegar con un congreso dividido y mezquino, los nuevos depositarios del poder en BCS tenían congreso con abrumadora mayoría. El nuevo presidente buscaba -mediante los excedentes petroleros- los aliados que no tenía en el centro del país. Los gobernadores de los estados estaban dispuestos a gastarse tales excedentes escasamente etiquetados y sin mucha contraloría. Habían logrado sacar al PRI de Los Pinos; en BCS, de El Caimancito.
Las escisiones iniciales del grupo que llegó al poder en BCS no parecieron afectar al gobierno de Leonel Cota, parecían personajes prescindibles e intercambiables, igual sucedió cuando se operó la candidatura de Narciso Agúndez. Era evidente que no era el elegido por buena parte de integrantes del partido en el poder, Agúndez era parte de las alianzas con el PT, aunque era como casi todos los demás, recién converso; tampoco parecía tener el arrastre de un líder; había cometido errores imperdonables en la administración pública, pero Leonel estaba en vías de alcanzar el patriarcado y el partido tuvo que seguir su línea. Narciso ganó sin demasiados apuros y la nueva sangría perredista, deleitados, satisfechos con el triunfo, ni se notó.
EL NARCISISMO DE NARCISO. Mientras LCM abandonaba el estado para seguir a López Obrador en su lucha por la presidencia de la república, su protegido, Narciso Agúndez trataba de hacer política propia. Fue quizás las distracciones de la batalla de LCM en el fragor de aquel inolvidable 2006, que NAM empezó el desmarque sin perturbaciones de su mentor. Se deshizo de los más leales leonelistas heredados en el gobierno, reconoció al nuevo presidente en contra de los deseos del comité central del PRD, afianzó las lealtades en torno a su gobierno y al cabo de la mitad de su mandato, mostraba predilección por los poderosos grupos empresariales cabeños y llamó a Luis A. Díaz como segundo de a bordo; operó sin problemas sus diputados federales y locales y sus propias presidencias municipales, excepto la de Rosa Delia. LCM, mientras tanto, entraba en una espiral en picada a causa del conflicto postelectoral, primero, a causa de la elección de la dirigencia nacional, después. Por primera vez en mucho tiempo, LCM se encontraba sin un ápice de poder formal. Tales horas bajas de LCM le cayeron de perlas al gobernador para consolidar su poder en BCS, así, cuando LCM necesitó de su apoyo para contender por una candidatura plurinominal y colocar su nombre en una curul federal, desde el ejecutivo estatal, seguramente se operó la negativa.
Las cosas no podían irle mejor a Narciso Agúndez. Solo un prietito en el arroz empañó su felicidad completa: la presidencia municipal para Rosa Delia Cota Montaño. Aunque sus adversarios de los otros partidos no parecían representar grandes problemas, el candidato Víctor Guluarte, ahora por el PANAL, obtuvo una cantidad de votos mayor de la que se pronosticaba, por lo que el triunfo de Rosa Delia no fue tan contundente. Lastimada en el ego, Rosa Delia reprocha públicamente al ex presidente municipal y ahora diputado federal Prof. Victor M. Castro Cosío haber operado en su contra, claro, en ningún momento se menciona, la intervención de Narciso Agúndez en el asunto.
EN BUSCA DEL COTO PERDIDO. Casi todo le sonreía a Agúndez Montaño. Estaba agarrando la primera curva del quinto año de gobierno cuando apareció Leonel Cota Montaño con su Frente Democrático Sudcaliforniano. Regresaba al estado a hacer política electoral y no precisamente en alianza con el gobernador.
Viene en representación del movimiento que en el 99 derrotó al PRI y colocó al PRD y simpatizantes en el poder. Algún código, alguna lección, quizás una doctrina o un decálogo misterioso han desobedecido los actuales gobernantes de BCS. Leonel viene a recordarles que han desviado el camino y a poner las cosas en el lugar que corresponde.
Después de una caída inusitada en su carrera política de ascensos repetidos; por primera vez en muchos años Leonel Cota no es poseedor de un poder formal: de un territorio, de una oficina, de un presupuesto; por primera vez en al menos tres décadas experimenta un bajonazo cuyo tiro de gracia fue la negación de una plurinominal por la misma gente que colocó en sitios preferentes del partido y el gobierno.
Así, el 2010 será un año de febril actividad política para Cota Montaño, dedicado a devolver el lustre perdido, el respeto de tanto oportunista que prohijó cuando encabezó el movimiento que sacó al PRI a patadas de El Caimancito y del edificio que le “prestaba” el gobierno; que evitó la historia lineal, cansina de la sucesión en poder en BCS, pero que elevó el oportunismo a virtud teologal de donde espera extraer, seguramente lealtades.
LA COSTUMBRE DEL PODER. Que un exgobernador participe en política en el estado que ha gobernado, de manera abierta y activa no sería bien visto si no fuera Leonel el cabecilla de un movimiento que se mantiene aún en el poder. Es quizás la patente que arguye para enmendarle la plana a quienes gobiernan hoy a la Baja California Sur; es su pretendida trascendencia histórica la que permite que se mueva de manera libre y sin sutilezas en el camino que toca recorrer a Narciso Agúndez; es esa imagen patriarcal, acaso el preámbulo de un cacicazgo puesto que ni del gobierno de Narciso, ni del PRD estatal ha recibido críticas por su intromisión. Sobre todo porque dicha actividad no se ciñe a los lineamientos del PRD y si de una organización edificada a su medida; porque se mantiene en la ambigüedad –como AMLO- de solamente apoyar al PRD si le conviene, si no, a otros partidos satélites del perredismo; porque no se realiza en el contexto de estatutos partidistas o acuerdos previos, sino en las ocurrencias del momento y quizás, el deseo de vengar afrentas personales, es decir, en la personalización del poder, fuera de toda norma democrática.
No hay duda que LCM mantiene diversas vías de influencia estatal y que se ha convertido en un personaje central en la vida política sudcaliforniana: muchas lealtades esperan sus movimientos para seguirlo; muchos le deben lo que son. Sin embargo, también es cierto que ha sufrido cierto desgaste tanto como gobernador del estado como presidente del PRD nacional.
Pretende LCM, por lo visto y declarado, convertirse en una especie de líder moral del movimiento que encabezó en 1999. Narciso Agúndez no ha resultado ser el alfil que esperaba, sus acciones públicas, sus declaraciones indican que se ha desmarcado de la tutela leonelista. Poco a poco fue forjando su propio gobierno, con equipo diferente, con intereses, con maneras de actuar también distintos a los de una izquierda respetable e ilustrada. Pero el PRD que gobernó desde el 99 a BCS fue una izquierda sin izquierdistas, populista en ciertos momentos, sin antecedentes en las luchas sociales; con historial en la burocracia priista y en el oportunismo.
Que un exgobernador regrese para hacer política en el estado que ya ha gobernado tiene muchas lecturas, desde el intento de implantación de un cacicazgo hasta la tutela de principios políticos y éticos tan desviados, que requieren, muy a su pesar, de la redención, o como narrara de manera magistral Luis Spota, es simplemente la costumbre del poder.
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