domingo, 24 de marzo de 2013

NARCISO AGÚNDEZ: DE POLÍTICO PRESO A PRESO POLÍTICO


 

Antecedentes. Cuando se llevaron a cabo las últimas elecciones generales del estado y se conjeturaba quien ganaría y quien quedaría aquí y allá, se daba cuenta de la extraordinaria maniobra de Narciso Agúndez para procesar su sucesión de manera que, ya exgobernador,  quedara a salvo y protegido por la nueva configuración en el gobierno de BCS. Según los enterados, Narciso había impulsado a Luis Armando Díaz, un viejo compañero de lides políticas, brazo derecho y amigo, quien había acompañado a Agúndez como Secretario general de Gobierno tanto en el gobierno municipal de Los Cabos como en la gubernatura, un hombre de su entera confianza , sin duda.

Pero una vez emprendida la campaña, Luis Armando Díaz no dio muestras de ser un candidato que pudiera ganar la elección, mientras Marco Covarrubias, a quien habían despreciado en el PRD, ya se había pasado al PAN y empezaba a encabezar las encuestas. Covarrubias  a su vez, había sido impulsado por Narciso Agúndez a la diputación federal una vez que terminó su responsabilidad como presidente municipal de Comondú. Imposible pensar que Covarrubias alcanzara la candidatura primero y después la diputación sin el apoyo de Agúndez Montaño. Dicho pacto se cerró con un fuerte apretón de manos y un estruendoso abrazo que recogieron las cámaras para eternizarlo en You tube en donde Covarrubias Villaseñor expresa una gratitud enorme a Narciso Agúndez por su apoyo.

Se supone que cuando Narciso Agúndez y el PRD entendieron que no ganarían la gubernatura con Luis Armando Díaz, que sería Covarrubias el  elegido en las urnas, desde el gobierno del estado salieron recursos para apoyar a Covarrubias vía el secretario de Finanzas, el cual mantenía excelentes relaciones con Covarrubias. Se mencionaban favores personales del secretario de Finanzas con el ahora gobernador además del apoyo abierto y espléndido no obstante ser parte del círculo íntimo de Narciso Agúndez. Así, de esa manera, el exgobernador Agúndez se cubría el otro frente. También se suponía que el propio PRD junto con Agúndez, negociaron desde el centro del país, el triunfo de Covarrubias, que sacrificaron a Luis Armando Díaz dejándolo sin recursos mientras estos fluían a la campaña de Covarrubias. Así lo entendieron la mayoría de analistas políticos de la entidad.

La caída en desgracia. Si la maniobra de Narciso Agúndez era una estrategia maestra, ¿Qué fue lo que salió mal? ¿De dónde vino la decisión de acusarlo y meterlo a la cárcel?

 Habitualmente cae a la cárcel el político en desgracia, casi nunca nadie cae en el ejercicio del poder, entonces,  siempre caen los ex presidentes, exgobernadores, exdiputados etc.  Por lo tanto, para meter a la cárcel por mal uso del poder a un político se requiere de voluntad –política- de quienes en ese momento ejercen el poder.

Es difícil de creer que un responsable y servicial funcionario de gobierno que monitorea los bienes inmuebles del estado, un día se dio cuenta que había algo irregular en terrenos de Los Cabos, que estos habían sido vendidos a un costo muy inferior al real, que una vez investigado el misterioso asunto dio con los culpables. Así, raudo y valiente, como ciudadano ejemplar se apersonó ante el ministerio público para presentar una demanda contra “quien resulte responsable”,  culpables del despojo al estado. Por su parte, el ministerio público, comprometido y solidario con la ciudadanía y los bienes que corresponden a la patria, dieron curso de manera “rápida y expedita” a la demanda del  ciudadano ofendido; el Procurador de Justicia, sin importar el linaje ni los galones de los acusados investigó de manera impecable –e implacable-  el delito que concluyó con Narciso Agúndez y Porras en el bote.

Cuesta creer una versión como la anterior. Es más fácil imaginar que un ciudadano comprometido con su trabajo va a acusar de peculado a un ex gobernador y por las instancias justiciaras que va pasando, la gente, los funcionarios se atacan de risa. Pero esta vez no pasó así. Gamil Arreola –el llamado “abogado del estado”- celoso de su deber, convertido en un paladín patriótico, en un severo guardián del bien común procede a mover la maquinaria dela representación pública y consigue, con sus inapelables investigaciones meter a la cárcel no solo al exgobernador, sino también a su secretario general de gobierno Alfredo Porras.

La Patada de Narciso Agúndez. No es que sea increíble que existan funcionarios lamidos y rateros, es que sabemos que la ley es selectiva en estos asuntos donde se involucran a los políticos. En el caso de Narciso Agúndez, se sabía de sobra su afición casi patológica a hacerse de terrenos valiosos. Pero en el terreno político, ya ex gobernador, maniobró para pasar al  Partido verde Ecologista y de esa manera impulsar al candidato del PRI, al igual que el grupo político Los Cabos. Pretendía ligar una senaduría o el fuero que conlleva el cargo.

Entre las escasas apariciones públicas de NAM ya exgobernador,  está la “patada” que propinó a un letrero de El Coromuel: diez días antes de su aprehensión apareció en los medios que Narciso Agúndez, al pasar por El Coromuel –que fue rehabilitado en su sexenio- propinó una tremenda patada a un letrero porque el tal anuncio prohibía los clavados, cuando el guardia acudió ante el estruendo, Agúndez lo recibió con esta expresión: Dile al puto de Covarrubias que yo lo hice, y que voy a seguir viniendo y si vuelvo a ver otro letrero lo voy a venir a quitar”. (Colectivo Pericú, 17 de mayo, 2012).

Casi dos semanas después, NAM era aprehendido en Monterrey con lujo de movilizaciones policiacas y trasladado esa misma noche en un avión de la PGR a los separos de la PGJE, Alfredo Porras ya lo esperaba  acusado de los mismos delitos: abuso de autoridad, peculado, coalición de servidores, falsedad y coparticipación en conductas ilícitas de funcionarios públicos relacionados con la enajenación de predios en el municipio de Los Cabos. Por tales delitos ya había sido inhabilitado desde diciembre del 2011 por la Contraloría Estatal, para ocupar cargos  públicos. Es decir, las iras contra NAM se materializaban en acciones que parecían justicieras, apartadas de las valoraciones políticas y eso es lo que declaraba el procurador estatal, que la política nada tenía que ver en el asunto. Algo que nadie cree.

Con Narciso Agúndez detrás de las tejas culminaba el episodio de la patada al letrero en El Coromuel.

Narciso Agúndez, ¡a la reja!. La mayoría de los ciudadanos se alegran de ver a un político detrás de las rejas. La historia de abusos de los poderosos en un país como el nuestro es prolija, abundante. No importa de que partido, ni sus convicciones, ni su carta de vida. Aun si se considerara inocente, es posible que así, de cualquier manera habría cierto complacencia popular de ver, a quien lo tuvo todo, quien amasó un poder indiscutible durante seis años, hoy sin poder, sin los lambiscones habituales, sin credibilidad, se encuentre enfundado en uniforme reglamentario del Cereso. Una imagen que embelesa al populacho.

Ya en la cárcel se rumoraba y hasta se publicaba en periódicos nacionales –Excelsior- que Narciso se daba vida de pachá en el penal; que atendía tanto personal externo como interno; que tenía, en suma, demasiados privilegios, algo que los responsables del penal, por supuesto negaban. Para la mayoría de los ciudadanos si bien se deleitaban con la imagen de NAM en la cárcel, también suponíamos que saldría en breve, que las condiciones habrían cambiado con el cambio de presidente y solo faltaba saber las maniobras para extraer de la cárcel a un político acusado de haberse robado 55 millones de pesos en unos terrenos que se autovendió a precio de saldos.

De cualquier manera fueron siete meses los que Agúndez y Porras purgaron en la cárcel. Cuando llegó diciembre, la cosa surgió a modo de rumor. Pronto saldría de la cárcel el exgobernador Agúndez como en efecto sucedió el 15 de diciembre envuelto en un batuburrillo legal que nadie ha sabido explicar bien a bien.

Ley a la carta. Siete meses estuvieron Narciso Agúndez y Alfredo Porras en la cárcel, se suponía que saldrían –como todos los políticos- mediante una fianza millonaria dada la naturaleza de las acusaciones. No fue así, salió NAM con el pago de una ridícula multa de 31 mil pesos. El único que mostró su descontento en el gobierno de Covarrubias fue el procurador  del estado quien con el rostro desencajado acusaba al juez Sergio Aguilar, a quien dijo “se integrará una averiguación previa contra quien resulte responsable” o sea, el Juez y agregó; “toda vez que se violaron los principios de legalidad, honradez, lealtad, imparcialidad y eficacia” en la administración de justicia.

Cuando la muina del procurador se acendraba, ya Narciso estaba declarando que era, en efecto un preso político y para más muina de sus encarceladores, dijo también que seguiría luchando en favor de los mas desprotegidos, o algo así, como si fuera un paladín, un mártir de causas sociales encarcelado injustamente. Por su parte, el Juez Aguilar ponía el grito en el cielo y acusaba al procurador de hacer declaraciones infundadas y que si no  le gustaba su resolución, que había otras instancias de apelación. El ex gobernador era recibido por sus leales con gritos de ¡si se pudo! mientras aclaraba que estaba libre gracias a la justicia federal, no por la estatal. Gamil Arreola y sus jefes quedaban con un palmo de narices.

La maniobra legal estuvo en lo que llamaron la reclasificación del delito, es decir, convertir un delito que no admite fianza en uno menor, tan menor que salió por un poco mas de 30 mil pesos, aunque luego se filtraría que ni siquiera eso pagó el exgobernador.

Conclusión. El gobierno y Agúndez. Si el gobierno estatal que dirige Marcos Covarrubias obró para meter a la cárcel a Narciso Agúndez es imposible saberlo, lo cierto es que se usó la procuraduría a cargo del ejecutivo estatal. Un ejecutivo estatal que tiene que negociar –quiera o no quiera-con el presidente municipal de Los Cabos –el municipio mas poderoso del estado- y jefe de un poderoso grupo político que está a punto de pasarse al PRI. Seguramente el cambio en la presidencia de la República ha sido un duro golpe para Covarrubias y asociados y por tal razón han tenido que soportar la argucia legaloide que pone a Narciso en la calle

Si es cierto lo del fraude al estado por 55 millones de pesos, el negocio de Agúndez y secuaces es redondo. Si bien era difícil de creer que la denuncia de un funcionario de medio pelo metiera a la cárcel a un exgobernador, también es difícil de creer que la decisión de un juez –así sin más- lo libere de la cárcel.

Todo el lance de entrada y salida de Narciso Agúndez parece ser una faramalla orquestada desde el poder estatal y sus pulsos contra uno de los grupos políticos del estado. La confusión legaloide es el principal aval de los implicados en el caso: acusadores y defensores; encarceladores y liberadores. Ninguno, ni Narciso Agúndez ha explicado a la ciudadanía su situación legal exacta y las verdaderas causas que lo llevaron a la cárcel; ni el gobierno estatal ha explicado los posibles errores en la integración de la averiguación o los puntos débiles de la acusación que hoy tienen a Narciso libre.

Por lo pronto, la procuraduría a cargo de Gamil Arreola parece ser la más damnificada en un pleito político que hoy parece empatado: si bien NAM salió libre, también le propinaron siete meses en la cárcel y de escarnio público. Falta demostrar por unos que NAM es un político preso y que NAM demuestre que en efecto, es un preso político.

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