martes, 5 de junio de 2012

ELCASO DE LA ROSA Y LA VOLATILIDAD POLÍTICA

Introducción. El caso De la Rosa es un asunto, que de muchas maneras explica, describe, quizás hasta defina el momento político actual de BCS: una mezcolanza de personalidades, grupos, partidos e intereses que hacen difícil entender quienes son los que gobiernan, cuáles son sus capacidades y sus intenciones mas allá de las apariencias y del discurso políticamente correcto. El análisis del caso Arturo De la Rosa puede servir para acercar un poco de luz a la opacidad que, detrás de las formas, se tejen en la tenebra política sudcaliforniana.
Arturo de la Rosa es miembro de una familia de 6 hermanos, todos, de alguna manera, incrustados en el poder político. Su padre, un líder obrero de los sectores del PRI, mantuvo la hegemonía de su liderazgo en el municipio de Comondú, a su muerte, los hijos tomaron cada quien su derrotero, el cual vino a conducir la revuelta de Leonel Cota en 1999. Algunos de los De la Rosa apasionados de las carreras off road, se hacen llamar el “Team De la Rosa”, lo que sugiere un equipo, aunque dispersos por todo el organigrama gubernamental, es obvio que funcionan, efectivamente, como un clan. Así, en clan acudieron al llamado de Leonel Cota y en un santiamén tenían al Team de la Rosa transfigurado en izquierdistas, en los lugares que el PRI les negó –como todos los priistas que suponían mejor suerte para sus capacidades-

Los De la Rosa abogados, en la procuraduría; los profesores en la SEP y así, el team fue adquiriendo notoriedad con la administración leonelista y mucho más con la de Narciso Agúndez, especialmente Arturo quien había participado con el entonces gobernador en el municipio de Los Cabos. En esa administración alcanzó la diputación local, de una legislatura que pasaría a la historia por nefasta.

En el congreso. Presidente de la Gran Comisión, Arturo de la Rosa mantenía comunicación directa con Agúndez Montaño y era, por sus antecedentes, el gran pastor de la variopinta legislatura. Asimismo se preparaba para dar el salto a la alcaldía de Los Cabos aunque, los obstáculos a vencer eran mayúsculos, el hermano del gobernador –Antonio- también deseaba la posición. De la Rosa, experto en amores filiales, sabía que su cometido era imposible. Aún así, maniobró desde la Gran Comisión para hacerse de la preciada alcaldía.

Poco antes de terminar la legislatura, un grupo de diputados denuencian un fraude que valoran entre 6 y 8 millones de pesos cometido por Arturo de la Rosa –y otros diputados del PRD- . El vocero del grupo es el Prof. Katzenstein de Nueva Alianza, aunque el grupo lo conforman también diputados del PRI y del PAN quienes presentan como cuerpo del delito una serie de facturas pagadas por la Cámara de diputados. Entre los recursos que suponen las facturas se encuentran: canastas navideñas, grupos musicales; papelería y gastos a comprobar por más de dos millones de pesos; forrajes, artículos para la construcción, pago de colegiaturas, pago de servicios médicos particulares, reparación de vehículos, carne asada por mas de 200 mil pesos y muchas otras adquisiciones impropias de una cámara de diputados. Daba la apariencia que alguien en el congreso se despachaba a su gusto sin fiscalización alguna. Los diputados acusadores presentaron ante la prensa dichas facturas y culpaban a Arturo de la Rosa, de usar los dineros de la Honorable para provecho personal.

Si quien consumía todas aquellas facturas era De la Rosa, después se sabría con la investigación que montaría –como todo hacía suponer- el ministerio público. Existe en el portal que el Congreso tiene en internet un apartado destinado a transparencia, hay además lo que se conoce como Oficina de Fiscalización del Estado y por la calle Félix Ortega esquina con Rosales, un segundo piso que se anuncia como Dirección de Finanzas del Congreso del Estado. Con tantos filtros e instancias de vigilancia y transparencia, supondría el ciudadano común y corriente que pronto se sabría la resolución de la demanda que acusaba a De la Rosa. No fue así.

Cambios de partido. Han pasado más de veinte meses de la denuncia LPZ/93/SPB/2010,  en ese tiempo, el cotarro político sudcaliforniano se ha movido tanto que la denuncia a De la Rosa quedó, por un tiempo olvidada. En ese tiempo, De la Rosa dejó de pertenecer al PRD, se cambió al PAN, junto con Covarrubias,  – entre los políticos mas conocidos. De tal manera que la acusación a De la Rosa la hacían sus propios correligionarios. De la Rosa se prepara para, en el aventón de Covarrubias, arrebatarle la alcaldía de Los Cabos a Antonio Agúndez, pero no tiene la misma suerte del ahora gobernador. Pierde la alcaldía cabeña y todo parece perdido, pero no es así, un De la Rosa perdidoso y con serias sospechas de su honorabilidad, es reclutado por Covarrubias como Secretario Particular. Su estrella relumbra nuevamente y lo que parecía el tobogán de la ignominia, se convierte en una rueda de la fortuna –ahora panista- que revive los gloriosos días en el PRD. Obviamente de la denuncia –de los 8 millones- nadie habla nada. De la Rosa se encuentra en el bando de los ganadores, en el bando del gobernador, en el bando de los neopanistas.

Otro cambio fundamental sucedió en la asesoría legal de los denunciantes, el Lic. Daniel Gallo R. es ahora Presidente del Tribunal Superior de Justicia.

Mientras de La Rosa se mantuvo a la derecha del gobernador, su honorabilidad se mantuvo también incólume, pero inquieto, con ambiciones, el exdiputado perredista es impulsado por el neopanismo para contender por la diputación federal por el segundo distrito. Claro que sabía que sus enemigos políticos sacarían a relucir el tema de los 8 millones birlados en el congreso. Ni la fiscalización, ni las transparencias, ni la contaduría del congreso hasta entonces han dicho nada, pero la demanda está puesta, algo tendrían que hacer los panistas para limpiar el nombre de su candidato.

Panistas contra panistas. Pero el PAN no es un partido homogéneo, aunque las trifulcas panistas son mas veladas que las perredistas, también las hay, especialmente entre los doctrinarios, los de larga data, los de rancio abolengo y los neopanistas; los que entraron con Covarrubias procedentes de otros partidos y que se han quedado en la administración bajo el membrete del PAN. Ante los neopanistas poco pueden hacer los panistas añejos, sobre todo cuando ya les repartieron las posiciones que se merecían por haber prestado las siglas. El nombramiento de De la Rosa pues, cayó como un balde de agua fría a varios panistas que creían que esas posiciones eran suyas, fue el caso de Miriam Muñoz y otros panistas afines para quienes la nominación de De la Rosa era una vergüenza. Sin trabajo político en el PAN, acusado de malversar fondos del congreso y sin poner en claro su situación legal, las alarmas se encendieron en el PAN y en el gobierno del estado.

Miriam Muñoz montó una huelga de hambre que puso en peligro su integridad física. Apoyada por panistas de toda a vida sin cargo en la administración de Covarrubias, la vieja guardia reaccionó contra la candidatura de De la Rosa, solo que dicha candidatura tenía fuertes apoyos del propio gobierno. Tocaba a los panistas del congreso, es decir, los antiguos acusadores, hacer hasta lo imposible para limpiar el nombre de De la Rosa, su candidato a la diputación federal. El panista presidente de la junta de gobierno - símil de la desaparecida Gran Comisión- Gil Cueva Tabardillo, ha tratado de salvar los trastos, aunque los diputados priistas han negado cualquier intervención a favor de De la Rosa. En la Comisión de Cuenta Pública se encuentra otro panista, Ernesto Ibarra quien refiere que poco a poco se ha desahogado las “fallas administrativas” cometidas por De la Rosa y que ya quedan menos.

Las instituciones. Por otra parte, en un insólito anuncio, el Procurador Gamil Arreola, cuando le han preguntado acerca de la dilación en la investigación del presunto peculado de Arturo De La Rosa ha respondido que la procu ha pedido, desde hace casi dos años, informes al congreso y éste –un poco tardón- no le ha hecho llegar dichos informes, que “la pelota está en la cancha del congreso”. Po lo tanto, la investigación está en suspenso, a decir del procurador es el Órgano de Fiscalización Superior del Estado de Baja California Sur, cuyo titular es Julio César López, quien tiene que responder acerca del posible desfalco.

El procurador no ha omitido el famoso “caiga quien caiga” para afirmar que en su procuraduría no importan influencias ni nada parecido y que si no ha actuado es porque el responsable de interponer la denuncia no son los diputados sino el Órgano de Fiscalización Superior del Estado.

En uno de sus intentos de exculpación Arturo De la Rosa, hace unos días, en una entrevista en la radio, entróle a la guerra de lodo para afirmar que todos esos diputados que le acusan –y los que no-  recibieron, como despedida por la terminación de su periodo legislativo la nada despreciable cantidad de 995 mil pesos y el Órgano de Fiscalización tampoco ha dicho nada, Cerca de 20 millones de pesos de los impuestos que pagamos los contribuyentes fueron otorgados de manera graciosa, solo porque ya se iban para su casa..y uno se pregunta si el Órgano de Fiscalización Superior del Estado, el Sr. Julio César López ¿se habrá enterado?. En la página de transparencia del Congreso no hay nada.

Conclusión. El paso de un grupo político a otro, el uso de franquicia a los partidos políticos ha sido tal que, ya no solo el público se confunde con los traspasos de partido a partido, de grupo a grupo, de izquierda a derecha y viceversa de nuestros políticos, hasta los propios políticos, sus maniobras del pasado –no muy lejano- vienen a afectarlos en el presente, como ha sucedido con Arturo de la Rosa, político hábil, “atinado” en sus cambios de casaca. De la Rosa ha gozado de la consideración de los gobernadores: Narciso Agúndez cuando militaba en el PRD y de Covarrubias, hoy en el PAN, tales cercanías, quizás, han obrado para hacer lenta la solución del asunto. Quizás en otras circunstancias, se hubieran desahogado las pruebas y hoy estaría libre de conflictos y sobre todo, de sospechas.

Ha habido también, falta de manejo político en la candidatura de De la Rosa. Era de natural suposición que los partidos contendientes y los naturales enemigos políticos que se cosechan en esas lides, sacaran a relucir la trama de la denuncia por peculado puesta hace 22 meses; que un asunto que parecía dormido, pronto tomaría una relevancia mayor, precisamente porque las acusaciones son letales –por ruidosas- y las respuestas son muy débiles, no están a la altura de la contundencia de la inculpación. Ni los organismos de transparencia del Congreso, ni la procuraduría, ni la bancada de la actual legislatura tienen argumentos definitivos para excusar a De la Rosa. Parecen argumentos extraordinarios, sacados de la chistera. Son respuestas políticas a un asunto politizado porque ni siquiera las respuestas jurídicas bastan en un asunto que, sabían los responsables de armar las candidaturas que el caso jurídico se habría de politizar

En estas condiciones, la candidatura de De la Rosa refleja, por un lado, el peso que tienen, actualmente los neopanistas en el PAN, por otro, la candidatura que no puede explicarse sin la intervención del gobernador Covarrubias, refleja también la confianza -quizás la fe- que se tienen tanto el gobernador, como su equipo de gobierno, en que su popularidad, su aceptación, quizás su capacidad de negociación con otras fuerzas políticas, son elementos capaces de obviar los factores de discusión como el caso De la Rosa. Es el espejo -de Blanca Nieves- en el que se ve la élite gubernamental.

Así tenemos que un viejo asunto, preparado cuando los protagonistas estaban en otras posiciones, con otras querencias, con otros intereses, muy diferentes a los que tienen hoy, viene a golpear a un candidato salido de lo alto de la cúpula gubernamental, que ni el peso de las instituciones ni las exoneraciones de parte del poder legislativo tienen demasiada credibilidad porque en otro momento, en otras posiciones, fueron las mismas fuerzas políticas -a las que ahora pertenece el acusado- las encargadas de denunciar los malos manejos que hoy se reclaman las fuerzas políticas contrarias.

Un batiburrillo que pinta de cuerpo entero a nuestra versátil, inconstante y volátil clase política.

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