viernes, 6 de enero de 2012

EL SISTEMA DE PARTIDOS EN BAJA CALIFORNIA SUR.

INTRODUCCIÓN. El año pasado fue un año emotivo desde el punto de vista político, inquietante desde el punto de vista democrático. El rumbo que ha tomado la política, no debería inquietar a nadie, pero el que ha tomado el proceso democrático en BCS,tiene muchas razones para la incertidumbre. El año 2011 fue un año inquietante por varias razones. No se distinguen los partidos ni los políticos; no sabemos quiénes son, a que partidos pertenecen, ni cuáles son sus pensamientos verdaderos. Se han cambiado tanto, han pasado de partido en partido; han hecho cualquier declaración según convenga, que no es fácil para el público identificar a los próximos candidatos ni sus tendencias ni sus valores.
ANTECEDENTES. Desde que el Territorio de Baja California Sur se convirtió en Estado, los políticos sudcalifornianos pertenecían al PRI, esta hegemonía duró hasta que una fracción del PRI pasó al PRD para ganar la elección de tal manera que buena parte de esa clase política, sin rubor, se transformó en izquierdista, así se mantuvo dos sexenios en el poder. Igualmente hegemónico, con una oposición muy cómoda. Con motivo de las elecciones para la gubernatura, este 2011, los trastornos internos del PRD y de los grupos en el poder, de nuevo hay una estampida, ahora, hacia el PAN, mientras esto sucedía, el viejo PRI se fortalecía y daba algunos indicios de este nuevo vigor mediante una oposición bastante decorosa después de dos sexenios hundidos.
Así las cosas, la dispersión de los políticos y de la política deja a un sistema de partidos sin identidades, tendencias, ni convicciones. Una situación anómala para un sistema democrático donde se requiere de los contrastes para ejercer el voto. El ciudadano debería tener presente tales diferencias para seleccionar las tendencias que se adapten a su manera de pensar, si no es así, lo que queda es la elección de personajes, de grupos, de sectas, pero no de partidos, no de institutos políticos con estatutos, antecedentes, propensiones, directrices.
RESULTADOS DE LA DISPERSIÓN POLITICA. El gobernador Covarrubias y su gobierno es una
resultante de esta dispersión de los políticos; una muestra de esa mezcla que se gestó mediante una transición política atropellada, una alternancia en el poder artificial en BCS. En el 2011 llega al poder un político que se formó en el PRI –como casi todos los políticos- que llegó a posiciones de poder con el PRD –como buena parte de los políticos que abandonaron el PRI cuando ya no
tenía el poder- pero que llegó a la gubernatura por el PAN. Una vuelta de 180 grados en el espectro político que deja muy mal parado al sistema de partidos. Si bien, en el papel es el PAN quien aparece como detentador del poder en BCS, pero bien sabemos que los panistas
tradicionales –de escasa militancia- se incorporaron al equipo de Covarrubias durante la campaña y después, con el triunfo electoral.
Recordemos que la nominación inicial del candidato panista fue para Germán Pablo, un político emergente que no tenía ninguna posibilidad del triunfo, posteriormente sería sustituido por Covarrubias quien abandonaba el PRD cuando los pleitos de facciones hizo irrespirable el aire perredista.

EL PAN DISPERSO. Ávida de triunfos electorales –aunque fuesen mínimos- la presidencia de
Calderón requería establecer una base de apoyos en los estados para la lucha por la presidencia. En Baja California Sur, la claudicación del PRD mostraba una ocasión inmejorable para sentar las bases de un gobierno del PAN.

Las condiciones estaban servidas: Narciso Agúndez se hundía en la corrupción y en la opacidad, dejaba al Estado postrado con una deuda casi impagable; su antiguo valedor, Leonel Cota, reclamaba el rumbo de Agúndez y fundaba un frente que dividía al partido; el candidato elegido por el PRD -Luis A. Díaz- no daba garantías, su oscuro pasado, sus nexos más oscuros aún, presagiaban la derrota del PRD, en estas condiciones era previsible que perdería el poder y que la lucha sería entre el PAN que encabezaba Covarrubias y el PRI que había lanzado un candidato que dio más guerra de la que suponían los analistas.

Las teorías respecto de cómo fue que Covarrubias se alzó con el poder fueron variadas, pero sin duda, el gobierno federal no solo metió la mano, también recursos y negociaciones en lo oscurito para poder apuntalar a Marcos Covarrubias, mientras Agúndez Montaño se ponía a salvo, quizás como parte de las negociaciones, en la que sin duda, también entró la continuación del Secretario de Finanzas. Un buen merequetengue que convenía a las huestes de Calderón que se aprestaba a enfrentar su sucesión.
EL SEXTO DE CABALLERÍA. Como en las películas de vaqueros, cuando los indios ya estaban
a punto de derrotar a los pioneros, llegaba el sexto de caballería trompeta en ristre y salvaba la situación. Una maniobra que en política suele ser milagrosa. El caos que dejaron hacer a Narciso Agúndez en Baja California Sur desde el gobierno federal, tenía que ser ordenado por alguien, Covarrubias que no era panista –era diputado federal por el PRD- se convertiría en el sexto de
caballería. Tuvo que realizar un travestismo político al cuarto para las doce. No solo había que parecer, también tenía que ser un panista. La transformación se dio en plena campaña. De diputado federal perredista, de quienes llamaban espurio al Presidente; de quienes consideraban
ilegítimo a Calderón e inclinaban los apoyos a López Obrador; de quienes apoyaban la despenalización del aborto y el matrimonio de los homosexuales; de quienes consideraban que PEMEX no requería capital privado, Covarrubias en un momento - de un día para otro- desestimó tales tendencias y se afilió al PAN para ser obviamente, un gobernador panista.

Los primeros días de gobierno fueron de búsqueda de apoyos federales. Cada uno de los secretarios de estado, como en el viejo régimen priista, daban la mano y prometían ayudar al gobierno de Covarrubias porque era de los suyos, asimismo agregaba a su equipo de trabajo a panistas históricos.
Los primeros indicios del panismo de Covarrubias fueron los apoyos a la política de seguridad de Calderón y un programa conservador de “Valores” en donde la familia es primordial, fueron el principio de identificación panista. Ya trataría, según dijo, de leer la historia del PAN y
el pensamiento de sus prohombres.
EDITH AGUILAR VILLAVICENCIO, OTRO CASO. Mas que partidos a la deriva, se aprecia a los políticos que se llevan su cago que han conseguido con algún partido. Es el caso, por ejemplo, de la diputada Edith Aguilar Villavicencio, quien después de una corta militancia en el PRD –de Leonel para acá- se convirtió en diputada por el norte del Estado. Ese partido la nominó, le sufragó la campaña, le felicitó por el triunfo, tan necesitado de ellos ante la catástrofe del partido. Quizás por eso –por la catástrofe del PRD- la diputada, al poco tiempo, desistió de pertenecer a un partido que, ciertamente se encuentra en reconstrucción.
Deja, Aguilar Villavicencio, en peor situación la bancada del PRD, todo parece indicar que a causa de una rabieta, aunque los malpensados creen que para reforzar, mediante una pequeña ayuda de sus amigos, a la bancada del gobernador que requiere de más votos en el congreso para llevar a cabo sus proyectos.
Otro ejemplo de que el sistema de partidos debería ser vigilado, porque la actitud del diputado que abandona a su partido, es también la de quien abandona a sus votantes, que la votaron por sus supuestas tendencias o convicciones, que resulta, que a la diputada no le importan y toma
el rumbo de sus muy personales apetencias. Si abandona el partido, también debiera abandonar el congreso, porque se juega con ventaja en detrimento del partido que la postuló, la impulsó y le dio la oportunidad de llegar a esa posición privilegiada.

PREOCUPACIÓN. Bien sabemos que los políticos están dispuestos a cambiar de casaca según como sople el aire, que sus conveniencias y ventajas cuentan más que cualquier otra cosa a la hora de ir por el poder, sin embargo, es más preocupante que la ciudadanía, el votante no castigue tales actitudes y que el sistema de partidos, las instituciones en las que está fundamentado el acceso al poder, se conviertan en organismos maleables a los antojos de los políticos y los grupos de poder que pueden provenir tanto de organizaciones legales, pero también, ilegales.
Porque el travestismo político no se puede controlar desde los partidos, ya que todos juegan el mismo juego, son los propios partidos los que estimulan este juego indecoroso. Así, lo único que pudiera salvar el sistema de partidos, es el propio ciudadano con sus preferencias electorales.

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