miércoles, 2 de septiembre de 2009

EL NOMBRE DEL PABELLON CULTURAL DE LOS CABOS

Introducción. Desde que se anunció la construcción del llamado Pabellón Cultural de la República (PCR), se intuía que habría críticas acerca de su costo, del momento en que se presenta la obra, pero sobre todo, del personaje que el gobernador quiere honrar su memoria con este proyecto.

Hay quien piensa que el dinero que se gastará en el Pabellón mencionado bien se pudo aplicar para hacer frente a la crisis, de utilizarlo para aliviar problemas mas urgentes, sin embargo, al menos desde que tengo conciencia, este país vive en crisis permanente, luego entonces, si habría que argumentar la crisis económica, pocas, muy pocas obras se podrían llevarse a cabo.


Al parecer, la construcción del PCR obedece a un proyecto que nació en el Gobierno del Estado desde el 2008 a cuyo frente está Limón Rojas, exsecretario de Educación con Zedillo y para ello, según se informó, se realizó un concurso en el que se presentaron 11 obras, de las cuales fue ganadora la del Arq. Pablo Serrano Orozco. El proyecto y su maqueta ya lo presentó el Gobernador con la asistencia de las autoridades culturales del Estado, el representante federal de los festejos del Bicentenario Tovar y de Teresa y también, la familia del Sr. Nabor García Aguirre, presentes ahí, porque según el comunicado de prensa, fue impulsor del proyecto y nombre que seguramente se le pondrá al mencionado pabellón.

Nabor García, que de la iniciativa privada, ingresó al servicio público en el 2005 a invitación del Gobernador Narciso Agúndez como Secretario de Finanzas, también ocuparía la Secretaría General por algunos meses para después, regresar a Finanzas. El 18 de octubre del año pasado fallece en un accidente aéreo en tránsito de Monterrey a La Paz, después de participar en una reunión oficial. En las exequias, dice un comunicado: “el gobernador anunció que en su memoria se decidió poner a la sala de juntas de la Secretaría de Finanzas su nombre y de igual forma propuso al Cabildo de Los Cabos que el Pabellón Cultural lleve su nombre”.

La presentación del proyecto. Las palabras de presentación, son por lo menos, atípicas. Según un diario local inician así: “Negarle a Cabo San Lucas y a Baja California Sur una obra como el Pabellón Cultural de la República representaría una injusticia y un agravio a una sociedad con una riqueza histórica única y que ha dado su mejor esfuerzo para el desarrollo de la entidad y del país”. Es decir, hemos vivido en la injusticia –y en el agravio- porque, los Cabos no contaba con el PCR. Quizás la obra se justifica por motivos menos dramáticos, por ejemplo:
· Festejar el Bicentenario
· Frenar el proceso de transculturación que vive el Municipio de Los Cabos
· Fortalecer las raíces y conservar nuestras costumbres y tradiciones
· Ser el factor de unidad para la población que vive en la entidad
· Fortalecer la identidad local y tender un puente de los sudcalifornianos con la nación entera
· Fomentar del turismo cultural
· Ampliar la difusión y promoción de nuestra identidad y de nuestra cultura

En otra parte del discurso se destaca: “sólo aquellos que no coinciden en que Los Cabos y Baja California Sur se merecen una obra de esta magnitud, pueden descalificar el esfuerzo conjunto emprendido por el Gobierno de la República, la administración estatal y el X Ayuntamiento de Los Cabos para hacer realidad el Pabellón Cultural”. Tanta subjetividad conmueve, el drama continúa. Bien podrían presentar el proyecto como una buena idea, algo necesario. Hay algo de pudor y algo de chantaje en la declaración. Un gobierno no edifica obra pública con base a merecimientos colectivos, no son premios. Demasiados subterfugios para anunciar la tentación de todo gobernante.

La obra personal. Todo gobernante tiene la tentación de edificar la obra con la que se le recuerde -por eso carecemos de buenos sistemas de drenaje-, dejar su nombre para las posteridad, de materializar la memoria, de trascender en lo sempiterno del concreto y la varilla. Agúndez no podría ser la excepción. Es su obra.

Puede que no sea un buen momento para presentar el relumbrón del sexenio. Por lo demás, esas obras de relumbrón - “la obra del sexenio”- a veces son obras importantes. Así, sucedió con la UABCS y Mendoza Arámburo; sin la megalomanía de Alvarado Arámburo no tuviéramos el Centro Cultural de La Paz que alberga al Teatro de la Ciudad, la Radio, museo, bibliotecas, espacios verdes, teatro al aire libre, a la cual le colocaron el nombre de Jesús Castro Agúndez; que por cierto, Don Chucho Castro fue de los fundadores de la Casa del Estudiante en México, impulsor de los Internados Rurales, Senador de la República, poeta, escritor y recopilador de anécdotas sudcalifornianas. Aun así, algunos de los más conspicuos cultureros del Estado discutían si era un nombre adecuado para el conjunto cultural, se esgrimía la falta de calidad en la prosa de Chucho Castro, entre otras falencias.

Tan es la obra del gobernador que se ha deslizado, con disgusto de la clase cultural en pleno, que el PCR llevará el nombre de Nabor García un colaborador a quien calificaría también como su amigo. Quizás el punto de discusión mas áspero que ha despertado el PCR es el nombre tentativo –¿o definitivo?- que llevará dicho pabellón. El merecimiento que tiene el Sr. Nabor García es que fue “impulsor del proyecto”. Nadie duda de las capacidades intelectuales financieras del García Aguirre, si la obra fuera un centro financiero o comercial, quizás le quedaría como anillo al dedo el nombre del encargado de las finanzas del estado que falleció en un accidente de avión, pero al presentarse como un proyecto cultural cuya función es la promoción de las artes y la cultura, el nombre del tesorero del estado fallecido resulta forzado y ajeno al espíritu de la obra.
Que fuera amigo, colaborador del Ing. Agúndez, gobernador del Estado no debería ser un factor decisivo, pues la amistad y los asuntos de gobierno son cosas que se manejan aparte. Ya ha sucedido. Un colaborador del Gobierno estatal, también dedicado a las finanzas de apellidos Álvarez Rico, falleció en un accidente automovilístico en la carretera Cd. Constitución – La Paz lo que fue suficiente para que a una calle le plantaran su nombre. En un principio la calle quedaba en la periferia de La Paz, casi nadie la conocía, pero después la calle Alvarez Rico quedó en medio de una serie de construcciones del Estado como son la Procuraduría, el Cereso, el Conalep, el Sindicato de electricistas y desemboca –paradójicamente- en la calle Colosio, otro muerto ilustre.

La idea que la muerte nos dignifica es muy conveniente, hasta en defensa propia hay que honrar la memoria de los que ya no están, en primer lugar porque ya no se pueden defender, en segundo, porque ya no tiene remedio, pero tampoco hay que exagerar sus virtudes. Sin duda el sentimiento de la amistad es una virtud, pero es personal, pertenece a la vida privada.

El Gobernador y la cultura. Me atrevo a decir que ningún miembro de la comunidad cultural estará de acuerdo en que el Pabellón se le ponga el nombre de “Nabor García Aguirre”, porque sus méritos en el campo de la cultura y del las artes son mínimos, al menos, no conocidos; porque deben existir sudcalifornianos o más precisamente cabeños con muchos mas méritos en ese rublo y porque no se debe confundir la gestión administrativa como la de Nabor García con la de quien ha dedicado toda su vida a las artes, a las humanidades, a las ciencias y al desarrollo la intelectualidad libre e independiente.

Pasa que a los políticos se les atraganta la cultura. Ha existido, desde siempre un distanciamiento entre políticos y cultureros, dicho divorcio proviene de la desconfianza mutua. Los políticos desconfían porque ven en los intelectuales y artistas a sus críticos y echan sobre ellos la visión simplista y atrasada de seres informales, bohemios y hasta antisociales con los que no hay que dejarse ver. Por otra parte, los artistas ven a los políticos como especuladores, que todo lo hacen en función del poder.

Los gobiernos priistas se caracterizaban por utilizar a los intelectuales. Cuando se acercaban a ellos, casi siempre era un asunto coyuntural como campañas políticas, envío de mensajes crípticos, cumplimiento de programas culturales; los dos gobiernos perredistas se han percibido como muy alejados de la cultura, no es un asunto de su incumbencia. Ni Leonel Cota ni Narciso Agúndez, ni sus mas cercanos colaboradores –con excepción de los dirigentes del Instituto de Cultura, por razones obvias- se han visto con cierta asiduidad en exposiciones, presentaciones de libros, obras de teatro, conciertos, etc. Los políticos perredistas han dado la impresión que los espacios que la cultura suele llenar en el individuo, lo dedican a las peleas de gallo, carreras de caballos, al box, al off road. Es al menos la percepción, a veces humorística de buena parte de la población. Pero los políticos, en general, miran de reojo al artista, al intelectual porque no los conocen, no me refiero al conocimiento personal, sino a la obra, a sus productos.



No hay –nunca hubo– un diálogo político ni institucional entre los gobiernos y los profesionales de las artes

Quizás en esa desconfianza, en estos prejuicios, en ese desconocimiento subyace la nominación del Pabellón Cultural de la República con el nombre de “Nabor García”.


5 comentarios:

Anónimo dijo...

La ignorancia guia a personas como tu a escribir planteamientos sin fundamento. No deberias criticar algo que simplemente "no sabes". Ni tampoco plagiar imagenes, eso si que es penoso.

Anónimo dijo...

Sin gente que impulse proyectos que beneficien a todos, los "artistas" de tercera como tu, y sus "comunidades artisticas" seguirian siendo basura. Al menos alguien tuvo la capacidad de concebir y realizar algo tan prominente, aunque pseudo "escritores" como tu no pierdan la oportunidad de tratar de opacarlo.
Es una verdadera pena encontrar esto en internet, hay que aprender a respetar, aun en tu ridiculo blog.

Anónimo dijo...

No importa que nombre lleve, eso es lo de menos sino lo que verdaderamente importa es que por fin existirá un espacio para celebrar nuestra idiosincracia como Sudcalifornianos. La esencia choyera ha venido sufriendo embates de transculturización primeramente desde "el Norte" con la llegada de surfos y rockeros buscando mota en sus buggies y combies y actualmente desde el otro lado "del charco" con los sinaloenses y su ruidosa música y modales aunque no hay que negar que desde siempre nuestra querida península ha recibido diversos usos y costumbres como los chinos y sus rituales fúnebres, los franceses del boleo con sus pianos y su repostería y hasta los yaquis con sus pascolas, asimismo eran fácilmente distinguibles los chilangos con sus shorts de equipo futbolero, camisetas de terlenka, zapatos de vestir y calcetines en la playa. En fin somos una moderna babel y es bueno que finalmente se tenga algo donde se den a conocer nuestros valores y cultura que algunos podrán tachar de muy burda pero al fin y al cabo es nuestra cultura y forma parte de nuestra identidad

Anónimo dijo...

A todos estos que dicen que gracias a este "magno" centro el pueblo por fin vamos a culturizarnos ¿alguien podría decirme que eventos se presentan ahí? yo soy pueblo y nunca en ningún lado me he enterado de eventos, conferencias etc. digo para el pueblo no? al fin y al cabo salió de nuestros impuestos.

Anónimo dijo...

Creo que tu eres mas ignorante al defender proyectos que se robaron el dinero de los sudcalifornianos, seguramente eres su pariente de esa bola de rateros comenzando por el cano y el agundez, que se pudran en el infierno...