sábado, 17 de octubre de 2009

EL GENERAL MEZA CASTRO: ¿ WHO´S HE?

Hay un diputado del PRD del tipo de los plurinominales, perteneciente a nuestra demarcación, que ni los perredistas más conspicuos de Baja California Sur saben bien a bien quien es, que hace y porqué el Comité Central del PRD lo nominó: El General Francisco Armando Meza Castro, oriundo de La Paz BCS. La búsqueda en Google revela tan poco de su pasado como de su presente, mucho menos las razones del PRD para nominar a un general del ejército como candidato primero, ahora diputado. Con la información disponible en internet es aún mas difícil tratar de comprender las razones del PRD, un partido de izquierda -se supone- para llevarlo a la Cámara de Diputados.

Según tales informaciones, el general ha ocupado un lugar que pertenecería a Leonel Cota Montaño, un activo mucho mas importante para el PRD que el General Meza Castro. La posición plurinominal, que el comité del PRD no aceptó mejorar a Leonel Cota, finalmente la ocupó el general como candidato externo.




Los merecimientos de Leonel son obvios frente a los del General Meza Castro a quien no se conoce ni siquiera como simpatizante del PRD, mucho menos como miembro del partido. Tampoco se le conocen ideas con tendencias hacia la izquierda, quizás por su filiación militar, por sus actividades en el gabinete calderonista, se podría pensar que el General está muy lejos de profesar ideas de izquierda, al menos, progresistas.

Biografía. En su biografía se cuenta que se recibió en el Colegio Militar y en su servicio al ejército fue agregado en la embajada de Inglaterra y otros puestos de importancia en la Defensa Nacional.

También se le encomendó combatir el narcotráfico en el sureste, especialmente en Yucatán, al parecer se enfrentó a Los Zetas y al Cártel del Golfo. Entre sus últimos encargos fue Comandante de la Región Militar perteneciente a Tabasco y participó con el Plan de socorro y rescate del ejército en las tremendas inundaciones del 2007, donde parece que fue fichado por el poder ejecutivo. En marzo de 2008 recibe el nombramiento de subsecretario de la Defensa Nacional y en marzo del 2009 deja el cargo a causa de la edad de retiro.

El General Meza Castro no sufrió de desempleo porque en mayo del 2009, la avanzada del PRD encabezada por Graco Ramírez llegaba a La Paz para anunciar que el General Meza Castro se incorporaba como candidato plurinominal: “es un orgullo para el PRD” y agregaba “El general Meza Castro acaba de terminar su cargo de subsecretario de la Defensa Nacional y ha tenido una brillante trayectoria dentro de las Fuerzas Armadas de nuestro país".

Aunque el Senador Graco Ramírez acudió a La Paz a preparar la gira que próximamente efectuaría Jesús Ortega, Presidente del PRD, daba la impresión que su misión mas bien era revelarles a los perredistas sudcas que el lugar tercero de la primera circunscripción ya estba ocupado, que Leonel no la aceptó y allá él; que era innecesario que se alborotaran porque el General paceños –para orgullo de los sudcas- era inamovible en el puesto.

Las reacciones. Aunque no levantó demasiado ruido, la postulación del general paceño, a algunos analistas nacionales les extrañó el movimiento del PRD, López Dóriga, por ejemplo, escribía en Milenio un artículo titulado “Un general de verdad en el PRD”:… el Consejo Nacional del PRD dio a conocer que había designado como su candidato a diputado federal al recién ex subsecretario de la Defensa Nacional, lo que tuvo que ser previa consulta y aprobación del general secretario Guillermo Galván Galván y, si me apresuran, del mismo presidente de la república, quienes dieron el visto bueno, pues de lo contrario jamás habría dado ese paso; ir a la Cámara de Diputados y por el PRD”.



No hubo reacciones ostensibles de las corrientes perredistas como cabía esperar puesto que en cualquier partido, esas posiciones son fuertemente peleadas. El desparpajo con el que el PRD se enfrasca en luchas internas, no alcanzó al General Meza Castro. Al parecer, el perredismo, en su conjunto, aceptó de buena gana y si no, al menos nadie mostró descontento, ni siquiera una crítica a la decisión de su partido.

El ejército y la izquierda. No ha sido una relación feliz la que han tenido, a lo largo de su existencia, la izquierda y las fuerzas del orden, han sido mas bien, como el agua y el aceite. Por su naturaleza rebelde, la izquierda ha tenido que vérsela con el ejército mas de una vez.
En México tenemos, en el pasado reciente una de las experiencias mas traumáticas que sociedad alguna pueda tener, el Movimiento Estudiantil de 1968 que fue masacrado el 2 de octubre en los multifamiliares de Tlatelolco, precisamente por el ejército. La masacre, como se sabe, constituye un hito por sus consecuencias en la historia moderna del país.



Posteriormente, el ejército mexicano participó en la llamada “guerra sucia” contra movimientos guerrilleros como los de Genaro Vázquez, primero y Lucio Cabañas, después.
Para la izquierda, la capacidad de violencia del ejército, siempre ha estado puesta a la orden de los poderosos, de los ricachones, del gobierno.

La historia reciente de los ejércitos de Latinoamérica ha estado llena de golpes de estado, con juntas militares a las órdenes de poderes fácticos. Muchos de ellas, después se sabría, comandadas por organismos como la CIA (En Chile), trasnacionales (Argentina, Venezuela, Colombia, etc) con quienes las cúpulas del ejército se han aliado en contra del comunismo, del ateísmo, de los masones o a favor de la soberanía o de cualquier fantasma conveniente.

Diputado de partido. En otras democracias, a los plurinominales les llaman “diputados de partido” es una figura que nace de la necesidad de tener diputados expertos en especialidades -economía, política fiscal, medicina, relaciones exteriores, etc- que el partido precisa para sus iniciativas de ley. Muchos de tales expertos serían incapaces de ganar una elección porque no son populares, porque no tienen el talante para emprender una campaña, besar chamaquitos mugrosos o por lo que sea. Solo que los partidos, desde luego, no los usan de esa manera, sino para pagar cuotas a los diversos sectores del partido.



El general Meza Castro, en cambio, parece ser uno de ellos. Un auténtico diputado de partido porque no pertenece a corriente alguna, porque no tiene antecedentes políticos, ni siquiera se le conoce una opinión. El general ha vivido –toda la vida- dentro del ejército, una institución tan cerrada que cuesta creer que tenga opiniones propias.

Según sus antecedentes, el general es experto en el combate al narcotráfico, quizás en seguridad. Habría que preguntarse, si el PRD dentro de sus planes parlamentarios, prepara iniciativas tan importantes como para ocupar un lugar plurinominal que las tribus perredistas pugnan con singular entusiasmo.

Otra de las especialidades del general es la organización y la logística. Una habilidad que desarrollan los altos mandos del ejército, importantísima en tiempos de desastres, de crisis de la vida civil. Al menos que en el PRD estén pensando en un cataclismo o en el agravamiento del estado de cosas actual o en una logística que el general pueda dirigir en los plantones y las tomas de tribuna.

Otra posibilidad de actividad cameral es la adecuación de leyes para el papel que actualmente juega el ejército. Aunque le correspondería al partido del presidente, conseguir la curul respectiva para que los militares impulsen leyes que los beneficien.

De general a diputado. Llama mucho más la atención porque, según dicen, los militares, nunca dejan de serlo. Por lo común, desarrollan una gran lealtad y disciplina a la institución armada y por lo tanto, al ejecutivo.

Es impensable, de esta manera, que el General Meza Castro se maneje solo. Aun en retiro, requería de la autorización del ejército para ser diputado, hay quien dice que también la del presidente. Así, es difícil ver al PRD hacerle la vida más fácil al espurio, al pelele.

Entonces, ¿porqué por el PRD?. Si el ejército y el presidente tuvieron que intervenir para lograr la diputación del general, lógicamente tendría que ser el PAN quien debió abrirle un espacio. El PRD tendría que explicarlo, pero el partido de izquierda hace tiempo que, cuando se le critica, se monta en la paranoia lopezobradorista, que sus críticos son enemigos embozados, de la derecha, de la reacción, del Yunque.

Como sea, ya en la Cámara, el general ya ha dado que hablar, ha empezado a sentir el rigor de vivir fuera del Ejército. Apenas acababa de hacer unas declaraciones –de esas que hacen los políticos- acerca de que “el ejército se encuentra blindado contra la penetración del crimen organizado” mas tardó el general en decirlo que la SEDENA informar que “Ejército Mexicano mantiene bajo proceso militar a cuatro elementos (un jefe, tres oficiales y uno de tropa) vinculados a delitos contra la salud”.



En el reparto de comisiones, el General no consiguió presidir la Comisión de Defensa Nacional, se la ganó, el considerado represor de Oaxaca, Ardelio Vargas, policía de Ulises Ruiz, quien ya tiene fuero, como el PRI lo quería.
El General está aprendiendo a moverse en ese mundanal lodo civil donde nadie se le cuadra y nadie responde al ¡firmes! ¡ya! y mas vale que se apresure a ponerse al día.

Candidato a gobernador de BCS. Tampoco es que sea raro que un militar se lance al ruedo de la política. Ni el último ni el primero. Al parecer, la tribu que destapó al General fueron “Los Chuchos”, aliados del gobernador Narciso Agúndez, hoy en contradicción con la otra fuerza política interna del PRD, la comandada por Leonel Cota. Ambas corrientes dispuestas al choque por la gubernatura de Baja California Sur.

No sería raro, entonces, que el General Francisco Armando Meza Castro, en estos momentos se esté preparando para participar como uno de los candidatos por el PRD, contra las huestes de Leonel Cota, que a su vez se prepara, mediante el Frente Democrático Sudcaliforniano para ir por la grande en el Estado.

Si esta conjetura es exacta, pronto veremos al General con un activismo desaforado en cuanto mentidero paceño exista. Lo veremos en los actos partidistas, saludando a sus viejos camaradas. Los medios de comunicación afectos a Narciso Agúndez realzarán su presencia en cafés, bodas, bautizos, cumpleaños, exposiciones, espectáculos. Visitará las salinas de Guerrero Negro, las cooperativas del Pacífico Norte; constatará los desastres del Jimena en los municipios norteños, los desarrollos turísticos de Loreto; le echará un vistazo a los asilos de ancianos, la Cruz Roja y alguna ONG.

Empezarán a airear las virtudes del General; publicarán sus añoranzas cuando de pequeño acompañaba a su padre al Mercado Bravo, cuando acudía con su familia al Coromuel o cuando de adolecente jugaba futbol con el equipo del Santuario. Saldrán a flote sus aventuras en el combate al narco, sus hazañas al servicio de la patria; Se encontrarán fotografías sepia con los viejos camaradas; el Flaco López, el Buñiga Méndez y el Chueco Camacho que lo recuerdan muy bien y siempre pensaron que Pancho llegaría lejos. Entrevistas donde se mostrará mas regionalista que los Huizapoles; sus gustos culinarios en machaca de mantarraya, tacos de pescado capeado, panocha de gajo, dulce de garambullo y chopito. Su gusto por la música de cochi y bajo sexto, sin faltar su deleite por “El Cabo Fierro” y “La Paz Puerto de Ilusión.

Mostrarán su casa sembrada de cactus, damiana y gobernadora; un escudo con cuatro peces que flanquea la puerta, sus trofeos y condecoraciones rodeadas de conchas de abulón, barquitos que hacen los presos y las postales de Paco Arámburo. En su biblioteca no faltarán “El Otro México” de Jordán y “El Canto del Caudel” de Chucho Castro.

Si el pronóstico se cumple, la andanada será tal que el General será un figura habitual, cotidiana, conocidísima por el populacho.


Y ya cuando esté próximo el destape, un día, un buen día, será recibido en el aeropuerto por la cargada perredista. No faltarán los mariachis, las porras, las matracas; los apoyos irrestrictos de sindicatos y organizaciones civiles, los abrazos, los apapachos de los que –antes que nadie- declararon que era “el bueno” así, se cerrará un ciclo y finalmente aflorará el priismo perredista del que nadie se atrevía a decir su nombre.

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