viernes, 30 de enero de 2009

Insoliteces

A finales del año pasado, por las calles de La Paz circulaba un vehículo en venta con la siguiente leyenda: "Soy chilango y ya me quiero ir"



Los prejuicios, las monomanías antichilangas no siempre muestran en todo su esplendor, los efectos del rechazo que con tanta frecuencia ocurre en la llamada provincia contra los oriundos del Distrito Federal. Esta condición poco civilizada; retrógrada en tiempos de Obamas en Casa Blanca, mujeres en primeros ministerios, desfiles pro orgullo gay y de exaltación de la tolerancia y los valores de la democracia, se atenúa cuando el humor y la distensión, concurren para ahuyentar las obsesiones antichilangas que tan mal nos pinta a los sudcas autollamados “bien nacidos”.
En ocasiones como esta, el impulso antichilango de los sudcas es utilizado, con chilanga creatividad en el afán de vender el carro –el coche, hijo- a la brevedad posible. Como se puede ver en la fotografía, el defeño propietario, como parte sustancial de la ganga, en la compra del vehículo ofrece, ipso facto, su chilanga ausencia.


Como es natural, no pudimos conocer con precisión los resultados de las gestiones de compraventa vehicular, pero la mercadotecnia que apela a lo mas peludo del corazón, a lo mas negro de los sentimientos sudcalifornianos, lleva consigo una buena dosis de éxito. Algunos sudcas comentaban a su paso que bien podrían los vecinos del chilango vendedor, reunir parte de sus ahorros y hacer una "vaquita" con el fin de cerrar la operación comercial y así reducir la densidad demográfica chilanga en estos páramos desérticos de la Baja California Sur.


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